octubre 26, 2012

ὡσαννά [hosanna]

“Desde la angustia invoqué a JAH, y me respondió JAH, poniéndome en lugar espacioso” (Salmos 118:1). Esta palabra se considera generalmente como una transliteración de la expresión hebrea הוֹשִׁיעה נָּא [un grito de auxilio], luego pasó a significar un grito de júbilo, y es sin duda un eco de la esperanza mesiánica del pueblo de Israel. El eco de la voz de la Iglesia se debería escuchar, del mismo modo, como eco de esperanza, cada día debemos alabar a aquel que ha sido exaltado sobre todo pueblo, lengua y nación. Su gloria es la más alta de todas las realidades, y su persona está sobre toda dignidad. Debemos responder con alabanza a Su revelación y expresarle una adoración cimentada en la consagración de nuestras vidas. Esto debe ser así porque Dios es quien hace sentar al necesitado en Su mesa, sacándolo del polvo, y sentándolo con los príncipes de Su pueblo para que logre realizarse como persona. Dios transformas la indignidad del menesteroso en dignidad y su desesperanza en esperanza. En Su misericordia se identifica con los débiles y frágiles, con simples vasos de barros que a causa del pecado, se han echado a perder pero que él ha venido, en la persona de Su Hijo para restaurarlos y convertirlos en vasos de honra. Dios se identifica con las parias de la tierra, así como lo oye. El Dios que tiene control sobre todas las cosas celestiales y terrenales, es él que también se compadece de los necesitados. Cuando el Señor nos redime, viene para quedarse; al separarnos del mundo, nos separa para sí y nuestras vidas se convierten en el lugar donde vive. Porque Dios a quienes redime, también los transformas en moradas y santuarios espirituales. Lo que él ha comenzado en tu vida, lo terminará. Todas las barreras humanamente infranqueables “desaparecen” ante él. Las batallas son recias pero la victoria es del Señor. “Y los que iban delante y los que venían detrás daban voces, diciendo: ¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!” (Marcos 11:9). Lucas omite ὡσαννά, en su lugar dice: “¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!” (Lucas 2:14). Esta clase de adoración les molesta a los religiosos, no así a los niños en la fe. “Pero los principales sacerdotes y los escribas, viendo las maravillas que hacía, y a los muchachos aclamando en el templo y diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! se indignaron, y le dijeron: ¿Oyes lo que éstos dicen? Y Jesús les dijo: Sí; ¿nunca leísteis: de la boca de los niños y de los que maman perfeccionaste la alabanza?” (Mateo 21:15-16). Debemos tener la seria intención de aprender de cada experiencia para salir de ella siendo una persona mejor y muchos más dedicado al Señor. Dios nos bendecirá y aumentará Su bendición sobre nuestras casas y sobre nuestras familias, solo adorémosle e invoquemos Su nombre. En Su nombre destruiremos a nuestros enemigos porque no hay nadie como él. ¡Te bendecirá porque no hay nadie como él! ¡Amén!



octubre 23, 2012

Dolores de Parto


δίνω significa “sufrir dolores de parto” y δίνως “dolores de parto”. Homero usaba estos términos en sentido figurado para referirse al dolor repentino y violento causado por heridas. Platón relaciona estos vocablos con la obra de Sócrates. La madre de Sócrates era partera y el filósofo se consideraba así mismo como un partero del conocimiento. Aristóteles lo usa en cambio para referirse al proceso natural del parto y Plotino encuentra en ellos una aplicación cosmológica y psicológica. La LXX [la versión de los setentas] introduce términos más subjetivos para referirse a los dolores de parto y usa además términos hebreos que denotan el embarazo como tal. Cuando los hebreos emplean la metáfora del parto, la referencia es más a los temblores convulsivos que al dolor, y se trata de la ansiedad y la angustia ocasionadas por las guerras y las aflicciones, y para referirse al juicio divino. Isaías dice: “Oídme, los que seguís la justicia, los que buscáis a Jehová. Mirad a la piedra de donde fuisteis cortados, y al hueco de la cantera de donde fuisteis arrancados. Mirad a Abraham vuestro padre, y a Sara que os dio a luz; porque cuando no era más que uno solo lo llamé, y lo bendije y lo multipliqué. Ciertamente consolará Jehová a Sion; consolará todas sus soledades, y cambiará su desierto en paraíso, y su soledad en huerto de Jehová; se hallará en ella alegría y gozo, alabanza y voces de canto” (Isaías 51:1–3). Abrahán fue la cantera, de donde la nación de Israel había surgido, Abraham había sido llamado a salir de una tierra extranjera para heredar las tierras de Canaán, en Canaán fue protegido, prosperado y bendecido por Dios. Hermano el Dios que bendijo a un individuo, hasta llegar a hacer de él una poderosa nación, no se olvidará de ti. Tú y tu casa renacerán; volveremos a cantar y a oírse nuestras voces; nuestras bocas se llenarán de alabanzas y de adoración en medio de la casa de Dios. Aun cuando el parto sea doloroso somos el pueblo escogido por Dios. “Regocíjate, oh estéril, la que no daba a luz; levanta canción y da voces de júbilo, la que nunca estuvo de parto; porque más son los hijos de la desamparada que los de la casada, ha dicho Jehová. Ensancha el sitio de tu tienda, y las cortinas de tus habitaciones sean extendidas; no seas escasa; alarga tus cuerdas, y refuerza tus estacas. Porque te extenderás a la mano derecha y a la mano izquierda; y tu descendencia heredará naciones, y habitará las ciudades asoladas” (Isaías 54:1-3). En medio de las pruebas y del juicio siempre habrá una firme expectativa de salvación. David dice: “Pero tú eres el que me sacó del vientre; El que me hizo estar confiado desde que estaba a los pechos de mi madre. Sobre ti fui echado desde antes de nacer; desde el vientre de mi madre, tú eres mi Dios” (Salmos 22:9-10). El alma que recibe la semilla de la Palabra divina, queda pronto embaraza y cuando entre en labores de parto, dará a luz una mente renovada y completamente sana. Para los hijos de Dios habrá bendición sin importar las circunstancias ni el momento. La destrucción que sobrevendrá inesperadamente en los postreros días es para a aquellos que viven confiados en sí mismos, y de espalda a Dios; es para quienes rechazan a Su único Hijo y aborrecen Sus palabras. Es a causa del pecado que toda la creación gime como mujer que está para dar a luz; esperando la manifestación de los hijos de Dios, y del surgimiento de un nuevo cielo y una nueva tierra. El sufrimiento y dolor que hay en el mundo es a causa de los hombres impíos que han rechazados el Evangelio. Dios no quiere que nadie se pierda pero el tiempo es corto y el fin está cerca. ¡Amén!

octubre 19, 2012

Mentes Transformadas


Estamos obligados no solo a conocer acerca de Dios, sino a conocer a Dios. Necesitamos que nuestra relación con Él sea restablecida. Jesucristo ha conquistado nuestras mentes y corazones por medio del Evangelio. Todo el conocimiento que tenemos de él proviene de las Escrituras, la Biblia es la que da un testimonio completo acerca de Él. Para comprender la Biblia, debemos comenzar en el punto en el que por primera vez conocimos a Dios, es decir, en Jesucristo, y veremos cómo cada parte de la Biblia se relaciona con Él y su obra salvadora. Esto se aplica tanto al Antiguo Testamento como al Nuevo Testamento. No debemos olvidar algo tan evidente como esto. La palabra del Evangelio penetra en nosotros, por medio del poder del Espíritu Santo, y nos lleva de las tinieblas a la luz, es decir, a Cristo. “Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego” (Romanos 1:16). El Evangelio es el mensaje del reino de Dios y este reino ha venido en la persona y obra de Jesús de Nazaret. Así como hemos empezados la vida cristiana, por medio de la fe en Jesucristo, así también debemos continuar, viviendo por la fe en el Hijo. Dios está transformando nuestras mentes y voluntad por medio del Evangelio para que la salvación y el poder del Espíritu fluyan en nuestro ser. En los postreros días Dios derramará espíritu de conversión, sostendrá y llevará a Su pueblo a la madurez y a la perfección por medio de Jesucristo. “Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito” (Zacarías 12:10). Ya no podemos pensar como si fuéramos humanistas ateos, la mente del humanista, tiende a reprimir la verdad, pero la mente del creyente es transformada por el Espíritu. Debemos luchar constantemente contra el humanismo, utilizando el poder de Dios. No debemos separar la obra redentora de Cristo de la iluminación que recibimos de él. Somos salvos para poder conocer verdaderamente a Dios y vivir en comunión con Él. Todo lo que Cristo fue e hizo durante su ministerio terrenal tuvo por objeto revelamos la verdad acerca de Dios, de nosotros mismos y de todo el orden de la creación. Por consiguiente, parte de nuestra salvación incluye también la iluminación de nuestra mente. Al creer en Cristo somos regenerados por el Espíritu, y la regeneración [o nuevo nacimiento] incluye también la renovación de nuestra mente. La mente recupera su verdadera función para poder juzgar e interpretar todas las cosas por medio de la Palabra de Dios. Renovar nuestra mente, proviene del rol eterno de Cristo como el agente de la Creación. Pablo dice que todas las cosas fueron creadas en Cristo, por medio de Cristo y para Cristo (Colosenses 1:16). Dios creó todas las cosas con el propósito de redimirlas en Cristo. ¡Amén!



octubre 17, 2012

Las Ofrendas Voluntarias

“…Esto es lo que Jehová ha mandado: Tomad de entre vosotros ofrenda para Jehová…” (Éxodo 35:4-5). Todos los materiales con los cuales fue edificado el tabernáculo procedían de ofrendas voluntarias del pueblo de Dios, tomadas de entre las pertenencias de ellos. Para construir y adornar la morada del Dios de Israel no era admisible el oro de ningún extranjero o extraño. El mundo mantiene a la iglesia profesante, y muchos avaros, corruptos y mundanos ricos son sus columnas; quienes la sostienen financieramente. Dinero mal adquirido, pretendidamente dedicado al Señor, se usa para edificar ostentosos templos en los que se exhibe el orgullo y la vanidad de los hombres. Pero estas ofrendas no son agradables delante de Dios; tienen el mismo sabor que tenía la ofrenda de Caín, y Dios no les da ningún valor. Dios es generoso, y quienes disfrutan de las riquezas de Su gracia deben ser generosos. “Porque ¿quién soy yo, y quién es mi pueblo, para que pudiésemos ofrecer voluntariamente cosas semejantes? Pues todo es tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos” (1Cronicas 29:14). El conocimiento de la bondad de Dios debe estar presente en nuestros corazones. Habiendo probado la dulzura de la redención y sus resultados, debemos expresar nuestra gratitud a Dios dándole lo mejor. En Israel todos podían ofrendar, pero ninguno estaba obligado a hacerlo. Cada uno debía hacerlo según sus medios; los príncipes trajeron piedras preciosas y especias aromáticas; las mujeres dieron sus prendas y sus joyas, y otros no solamente contribuyeron materialmente sino que, además, expresaron su amor por medio de sus trabajos personales; hombres esforzados cortaron árboles de acacia, y las mujeres sabias de corazón cooperaron con sus habilidades para hilar. Días tras días llegaban las ofrendas voluntarias, había tanta abundancia que Moisés tuvo que ordenarle que se detuvieran. “Pues tenían material abundante para hacer toda la obra, y sobraba” (Éxodo 36:7). Esto nos hace recordar también los primeros días de la iglesia cristiana, cuando Mamón (una ambición egocéntrica que domina el corazón del hombre) había perdido su dominio (Hechos  2:45-47). Todo lo que tenemos y damos, es de Dios. Pero resulta ser una tentación para nosotros cuando tenemos riquezas materiales, cuando esto sucede solemos apartamos de los demás, cada uno cuida de lo suyo, disfrutando de su pequeño mundo. Dios ama a todas las personas porque El las creó; sin embargo, sus recompensas son solo para los que le son fieles. El primer mensaje de Dios por medio de Malaquías fue: “Yo os he amado”. La adoración a Dios había perdido su vitalidad y se había vuelto más un negocio para los sacerdotes que una adoración sincera. Los sacerdotes estaban ofreciendo animales ciegos, cojos y algunos ya muertos. Dios acusó a Israel de deshonrarlo al ofrecer sacrificios imperfectos. Hermanos nuestras vidas deben ser ofrecidas en sacrificios vivos y voluntarios a Dios. Si damos a Dios solo el tiempo, el dinero y la energía que nos sobran, repetiremos el mismo pecado de estos adoradores que no querían entregar nada valioso a Dios. Lo que entregamos refleja nuestra verdadera actitud hacia El. ¡Amén!


octubre 16, 2012

El que Impide

“Porque ya está actuando el misterio de la iniquidad. Sólo al presente hay quien lo detiene, hasta que sea quitado de en medio.  Entonces será revelado el inicuo (a quien el Señor matará con el soplo de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida), cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con toda clase de poderes, y señales milagrosas, y prodigios mentirosos, y con todo engaño de iniquidad para los que perecen: recompensa por no haber acogido el amor de la verdad para ser salvos” (2 Tesalonicenses 2:7-10). Se había esparcido la idea errónea [entre los hermanos de Tesalónica] de que ellos, ya  estaban viviendo en el día del Señor. Para corregir este error, Pablo dice: que ese día no llegaría hasta que el hombre de pecado [el Anticristo] se encarne y se manifieste. Tanto su encarnación como su manifestación están siendo impedidas por la obra de Uno cuyo ministerio es “permanecer en la tierra para protegernos para librar a la Iglesia de Cristo de la obra de Satanás”.
Hasta que no sea removido “el que impide”, el hombre de pecado puede encarnarse pero no puede manifestarse, y por lo tanto, el día del Señor no puede comenzar. Aun cuando Satanás logre realizar su programa en el cosmos y esté listo para presentar al último de sus gobernantes, hay Uno que impide que este programa se complete y llegue a su clímax hasta que se haya cumplido el propósito y designio de Dios. Satanás es una persona, y sus operaciones incluyen la esfera espiritual. El que impide tiene que ser asimismo una persona y un ser espiritual para mantener al Anticristo a raya hasta el tiempo de su manifestación. Meras agencias o fuerzas espirituales impersonales serían inadecuadas para impedirle su manifestación. Para hacer todo lo que debe hacerse, el que impide tiene que ser una persona divina. Tiene que ser más poderoso que el hombre de pecado y más poderoso que Satanás. Para poder impedir el mal durante todo el curso de esta era, el que impide tiene que ser eterno, omnipresente, omnisciente y omnipotente. Satanás está operando en el mundo entero y por lo tanto, es imperativo que el que impide sea uno que no esté limitado por el tiempo ni por el espacio. La era de la iglesia comenzó con el advenimiento del Espíritu en el día de Pentecostés, y terminará con su partida, con la remoción de su lugar de residencia.  Esto no significa que El no seguirá operando, sino que ya no estará residiendo en la tierra. El Espíritu reside en la Iglesia y si la Iglesia ha de ser arrebatada, no existe ninguna razón para que el Espíritu siga residiendo en la tierra. El Espíritu Santo es el que nos permite vencer en las luchas, Juan dice: “Hijitos, vosotros procedéis de Dios, y los habéis vencido, pues mayor es el que está en vosotros que el que está en el mundo” (1 Juan 4:4). 
Cuando el Espíritu Santo habita en nosotros, se produce un cambio; nuestros deseos carnales, ya no nos seducen, ahora nuestra meta principal es agradar a Dios. “Ahora que vivimos por el Espíritu, andemos en el espíritu”. Como la descendencia espiritual de Abraham somos herederos de la promesa y capaces de responder y hacer la voluntad de Dios y de distinguir entre el bien y el mal. Se nos ha dado discernimiento espiritual por el Espíritu que mora en nosotros. El Espíritu descansa sobre nosotros y nos libra del mal cósmico y moral; no seremos destruidos por el mal, si somos fieles al Señor. La verdad a la que nos guía el Espíritu Santo es la verdad acerca de Cristo. Hay una tensión permanente entre nosotros y el mundo incrédulo que no se adapta ni se conforma a Cristo ni al Evangelio. Pero a pesar de las luchas inevitables que debemos enfrentar no hay razón para temer porque no estamos solos. Jesús no abandona a sus discípulos. La victoria final ya se ha logrado, así que podemos apropiarnos de la paz de Cristo aun en los tiempos más difíciles de nuestras vidas. Nuestro llamamiento de parte de Dios, como cristianos, es llegar a ser como Cristo. Este es un proceso gradual, para toda la vida y será completado cuando veamos a Cristo cara a cara. Ser dignos de su llamamiento significa querer hacer lo que es correcto y bueno (así como Cristo). Todavía no somos perfectos, pero a medida que Dios trabaja en nosotros nos movemos en esa dirección. ¡Amén!

octubre 15, 2012

Maldiciones sin Quebrantar

 “Como el gorrión en su vagar, y como la golondrina en su vuelo, así la maldición nunca vendrá sin causa” (Proverbios 26:2). Las escrituras hebreas revelan que existen seis maldiciones activas y que están operando en los aires. Aor, es una maldición que produce “ceguera espiritual, y bloqueos mentales. Es una fuerza poderosa que impide a la persona conocer la verdad de Dios. Un manto de oscuridad ha caído, y su entendimiento ha sido segado; de modo que la persona no puede comprender las Escrituras, ni entender el plan salvador de Dios. Se activa cuando se habla mal de los hombres y las mujeres de Dios. El Señor dice: “Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré;…” (Génesis 12:3).
Qalal, es una maldición que causa una disminución de la visión. Nuestra visión espiritual es una fuente de vida y esperanza. Genera esperanza en medio del desaliento y nos provee fortaleza en la tribulación. Esta maldición priva a la persona de la prosperidad, porque sus efectos disminuyen la capacidad del individuo para realizarse y sin que se de cuenta comienza a perder poder, todo cambia de dirección. Esta maldición se activa cuando hay corrupción y violencia. La palabra corrupción significa, hacer trampa, dañar, estafar, robar, y defraudar. Nos podemos esconder de la esposa, el pastor, el jefe, y los padres, pero de Dios nadie se esconde. La palabra violencia en hebreo quiere decir ahorcar, tomar por el cuello, asfixiar. [Ver la historias de los dos deudores  en Mateo 18:28-30].  El siervo siendo perdonado no quiso perdonar a su hermano y consiervo. Este hombre estaba destinado a ser libre física y financieramente pero la falta de perdón lo redujo a la esclavitud.
Alah, es una maldición con una capacidad altamente destructiva, y provoca confusión mental. El individuo bajo los efectos de esta maldición se siente ser una victima, suele tener una actitud de autocompasión y de derrota. Esta maldición se activa cuando son violados o traspasados los mandamientos de Dios. La palabra traspasar significa cambiar o quebrantar los mandamientos de Dios. Todo Israel traspasó tu ley apartándose para no obedecer tu voz; por lo cual ha caído sobre nosotros la maldición… que está escrita en la ley de Moisés, siervo de Dios; porque contra él pecamos (Daniel 9:11).
Arar, es una maldición que provoca la perdida de la gracia, la persona se vuelve antipática, indeseable, y rechazada. Cuando una persona está bajo esta maldición nadie quiere estar con ella. La persona que está bajo esta clase de maldición, siempre se presenta incómoda, e insatisfecha, siente que todos lo desprecian, y lo humillan. Esta maldición se activa cuando  no se honra a Dios. La mujer provocó esta maldición (arar) al obedecer la voz de la serpiente en lugar de obedecer y honrar a Dios.
Jerem, es una palabra que literalmente significa anatema y es una maldición que desata un poder que puede destruir completamente, aniquilar, o herir de muerte a la persona. Esta maldición desata una fuerza demoníaca terrible. Quienes están bajo los efectos de esta maldición tienen la tendencia a morir de muertes violentas, accidentes fatales, y caídas traumáticas e inesperadas. “Pero vosotros guardaos del anatema; ni toquéis, ni toméis alguna cosa del anatema, no sea que hagáis anatema el campamento de Israel, y lo turbéis” (Josué 6:18).
Nakab, es una palabra que “significa lleno de huecos” esta maldición hace que una persona, ciudad o pueblo este siempre expuesta a la violencia, las personas mueren acuchilladas o agujereadas. Cuando esta maldición viene sobre una persona, familia, negocio, o nación hace que todo se arruine, la bendición se va, porque se han producido agujeros, y perforaciones. El orgullo y la altivez, y principalmente la soberbia son las causas de esta terrible maldición. “Porque día de Jehová de los ejércitos vendrá sobre todo soberbio y altivo, sobre todo enaltecido, y será abatido” (Isaías 2:12). Cualquier maldición expresada sobre nuestras vidas, puede ser revocada, anulada e invalidada por la obra de Jesucristo, el cordero de Dios que quita el pecado del mundo. El fue hecho maldición para que a cambio recibiéramos bendición. Para quebrantar una maldición debemos reconocer las causas de la maldición y arrepentirnos en nuestro nombre y en el nombre de nuestros antepasados. Como personas arrepentidas debemos confesar nuestro pecado, y cambiar de actitud para no volver a cometerlo. Es necesario pedir perdón al Padre Eterno en el nombre de nuestro Salvador y Señor Jesucristo. “El que confiesa y se aparta alcanzará misericordia”. ¡Amén!

octubre 11, 2012

El pecado de la murmuración

“Y YHVH dijo: Lo perdono conforme a tu palabra. No obstante, tan cierto como Yo vivo, y la gloria de YHVH llena toda la tierra, que todos los hombres que vieron mi gloria y mis señales que hice en Egipto y en el desierto, y aun así me provocaron ya diez veces y no oyen mi voz, no verán la tierra sobre la cual juré a sus padres. Todos los que me despreciaron, no la verán” (Número 14:20-23). Los malvados habían sido destruidos en el diluvio, pero la posibilidad de pecar aún existía y Noé cometió el error de embriagarse pero a pesar de su error la actitud burlona de Cam fue una falta de respeto. Las acciones de Cam eran, de algún modo, una manera de deshonrar a su padre. Y Cam, padre de Canaán, vio la desnudez de su padre, y lo dijo a sus dos hermanos que estaban afuera (Génesis 9:22). La actitud de los israelitas nos revela que ellos no estaban preparados para pagar el precio de la libertad. El largo período de esclavitud que vivió Israel los hizo ser un pueblo con una mentalidad de esclavos. Las murmuraciones de Israel nos revelan a un  pueblo que sufría de amnesia. La amnesia se define como la pérdida parcial o total de la memoria. Ellos fueron testigos oculares de hechos y milagros nunca antes visto. Tenían pruebas indubitables acerca del Dios Todopoderoso. Habían visto cómo Dios quebrantó el poder del Faraón pero todo eso se le olvidó. Cuando la tentación a murmurar venga a nuestra vida, es apropiado recordar que en el pasado Dios nos trató con amor redentor y que en el presente nos trata con bondad. Pablo dice: Haced todo sin murmuraciones y contiendas,  para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo (Filipenses 2:14-15).
Los israelitas veían en Moisés al responsable de todas sus necesidades. Sobre él concentraron sus murmuraciones, quejas, y reacciones negativas. Sin embargo, aunque sus murmuraciones iban dirigidas contra Moisés, eran murmuraciones contra Dios. Moisés no podía alimentar a toda la congregación. Al igual que a ellos, la comida que él había traído de Egipto ya se le había acabado. De manera que sus agresivas quejas contra el siervo de Dios eran injustas e innecesarias. Por tanto, Jehová, que redimió a Abraham, dice así a la casa de Jacob: No será ahora avergonzado Jacob, ni su rostro se pondrá pálido; porque verá a sus hijos, obra de mis manos en medio de ellos, que santificarán mi nombre; y santificarán al Santo de Jacob, y temerán al Dios de Israel. Y los extraviados de espíritu aprenderán inteligencia, y los murmuradores aprenderán doctrina. Cuando nos hace falta algo lo más fácil es echarle la culpa a la persona que está más cerca de nosotros.  En aquellos días, como creciera el número de los discípulos, hubo murmuración de los griegos contra los hebreos, de que las viudas de aquéllos eran desatendidas en la distribución diaria (Hechos 6:1).
No hay murmuración que se haga sin que sea oída por Dios. ¡No nos engañemos, hermanos, Dios no sufre de sordera como algunos de nosotros! María y Aarón hablaron contra Moisés a causa de la mujer cusita que había tomado; porque él había tomado mujer cusita (Números 12:1). Hay que señalar que la murmuración que se hace contra los siervos de Dios, es murmurar contra Dios. Dios no dudó en decirle esto a Moisés cuando escuchó el torrente de quejas que salían de toda la multitud. El salmista dice: "¡Les dio lo que pidieron; mas envió mortandad sobre ellos!" (Salmos 106:15) La murmuración tiene la misión de oscurecer nuestra visión de modo que veamos más lo que nos hace falta que las bendiciones que Dios nos tiene reservadas. Judas dice: Estos son murmuradores, querellosos, que andan según sus propios deseos, cuya boca habla cosas infladas,... (Judas 1:16). Pablo amonesta a los corintios cuando dice: “Ni murmuréis, como algunos de ellos murmuraron, y perecieron por el poder del destructor” (1 Corintios 10:10).
En el caso de Israel, es cierto que pasaron  por muchas dificultades, pero ese no fue  el verdadero motivo de sus quejas. En sus mentes no cabía la posibilidad de que Dios fuera suficiente para sostenerles con agua, alimento y vestido.  Mientras Dios hacía milagros y portentos, Él era bueno y lo alababan por sus hechos poderosos. Pero al  sentir que les fallaba algo convertían la alabanza en quejas. Con frecuencia somos invadidos por los temores, y nuestros pensamientos se llenan de malos presentimientos cuando nos faltan las cosas elementales. Si tan solo confiáramos en sus promesas, no seríamos impulsados por Satanás a la murmuración. Alguien dijo que “cuando la gente se queja, murmura por lo que no tiene, en vez de apreciar las bendiciones que recibe ".  Abrimos nuestras manos para recibir aquello que pensamos que necesitamos en lugar de abrir nuestros ojos para ver lo que ya tenemos. ¡Amén!
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octubre 06, 2012

El poder de la resurrección

(Efesios 1:15-23)



El corazón de una persona no necesita solamente ser nutrido con conceptos teológicos cada vez más refinados, nuestro ser interior también necesita de la obra del Espíritu; solo él integra nuestros conceptos teológicos con la percepción, la iluminación y la revelación divina; es así como él reestructura nuestra vida y nuestra voluntad. Pablo ora para que podamos conocer (comprender) la esperanza que nos espera. Es necesario comprender los que Dios desea hacer con nosotros, junto con todos los santos. Dios tiene una maravillosa herencia para ti, y tu debe saber que por su gracia, será un/na príncipe/pricesa, y no una rana.

Pablo dice que nuestra salvación y esperanza están sólidamente garantizadas por la infalible e inmutable promesa de Dios. No es un vago sentimiento o ilusión, sino una total seguridad. La presencia del Espíritu Santo nos da esa seguridad. El Espíritu obra en nosotros y disipa las neblinas de la ignorancia, controla la concupiscencia (naturaleza carnal), las disposiciones egocéntricas y la envidia. El mundo le teme al poder del átomo, pero el poder de Dios, es un poder superior. El poder de Dios, es el que resucitó a Cristo de la muerte y es ese mismo poder (el brazo de Dios) el que se manifestó en nosotros para salvación. Es por esta razón que nos aferramos por la fe a la promesa; pero no por una fe ciega, sino por una fe que descansa en la certeza y convicción de que Cristo ha resucitado de entre los muertos. “Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho”. (1 Corintio 15:20).

Si la muerte es el final de todo, disfrutar el momento es lo más importante. Pero los cristianos sabemos que hay vida más allá de la tumba. Nuestra vida en la tierra es sólo una preparación para la vida eterna. Lo que usted hace hoy incide y determina a donde irá a pasar la eternidad. No permita que sus relaciones con los incrédulos lo lleve a dudar de Cristo o a vacilar en la fe. Su fe debe estar aferrada al trono mismo de Dios. Cristo es la fuente de nuestra vida espiritual. Dios cambió la aparente victoria de Satanás en el Edén, en un fracaso total cuando Cristo resucitó de la muerte. Desde entonces la muerte ha dejado de ser una fuente de temor. Cristo la venció y un día lo haremos también nosotros. La muerte ha sido vencida y ahora nuestra esperanza va más allá de la tumba. Si realmente creemos que Cristo ganó la victoria, esto debería afectar la forma en que vivimos ahora.

Pablo enfrentaba cada día peligros, dificultades y, eventualmente, el martirio, por causa del evangelio. ¿Por qué arriesgarse si no hay vida después de la muerte? Lo que Pablo dice es: si no hay resurrección, ¿por qué no abandonar esa vida de sacrificio por una vida de placeres? Pero nosotros sabemos que Cristo encabeza la nueva creación, y que él es “el primogénito de entre los muertos”. En él todos los hombres de fe seremos resucitados. La resurrección de Cristo fue uno de los eventos culminantes de la historia de la salvación, y con ella y la venida del Espíritu Santo el día de Pentecostés se inauguró “el fin de los tiempos”. La discusión sobre la resurrección se ha cerrado a nivel lógico, psicológico y retórico. Las pruebas presentadas y el testimonio dado por los apóstoles son concluyentes. ¡Cristo ha resucitado! ¡Amén!



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