“Y si invocáis por Padre al que juzga imparcialmente según la obra de cada uno, conducíos con temor todo el tiempo de vuestra peregrinación, sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, que vuestros padres os legaron, no con cosas corruptibles, como la plata o el oro; sino con la sangre preciosa del Mesías, como de un cordero sin mancha y sin defecto, escogido ciertamente antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los tiempos postreros por amor a vosotros, que por medio de Él sois fieles a Dios, quien lo resucitó de entre los muertos y le dio gloria, para que vuestra fe y esperanza estén en Dios” (1 Pedro 1:17-21). Tanto la naturaleza de Dios como la certeza de que Dios juzgará nuestras obras deben ser motivos para procurar vivir en santidad. Dios es el juez de toda la tierra no debemos pasarlo por alto ni tratarlo con indiferencia, ni suponer que nuestra posición privilegiada como hijos de Dios nos da la libertad de hacer lo que queramos. En la actualidad [en los tiempos postreros], Dios está llevando a cabo el programa de la Iglesia y este programa terminará con el traslado [rapto] de ella. Este período es conocido como los tiempos de los gentiles. Pero una vez trasladada [raptada] la Iglesia entrará en vigencia “la plenitud de los gentiles” y Dios volverá a tratar con la nación de Israel. “¡Ay, cuán grande es aquel día! No hay otro semejante a él: Tiempo de angustia para Jacob. Pero de él será librado” (Jeremías 30:7). A pesar del sufrimiento por el que tendrá que pasar Israel, Dios promete liberarlo literal y espiritualmente en la segunda venida del Mesías. “Hijitos, ya es la hora postrera, y según habéis oído que el anticristo viene, así han surgido ahora muchos anticristos, por lo cual sabemos que es la hora postrera” (1 Juan 2:18). Juan describe los tiempos en que escribió como “la hora final”, poniendo en evidencia que tanto él, como los verdaderos cristianos en cada generación, vivían en la inmediata anticipación de la Segunda Venida de Cristo. También vio su época como una en la cual la evidencia presente parecía demostrar que aquella generación sería posiblemente la última. Era el deseo de Jesús que su pueblo se mantuviera a la expectativa. La venida del anticristo, el arrebatamiento de la Iglesia, la gran tribulación, la restauración de la nación de Israel, y el reino milenial de Cristo sobre la tierra están dentro de toda la temática que la Biblia describe como “las últimas cosas”. La Biblia dice que estas cosas ocurrirán, pero no aclara cuándo sucederán y, en muchos de los casos, no nos ofrece de forma concluyente la secuencia o la manera exacta en que esos hechos se cumplirán. “Acontecerá en los postreros días Que el Monte de la Casa de YHVH será establecido en la cima de los montes, Y se alzará sobre los collados y acudirán a él todas las naciones” (Isaías 2:2). Dios establecerá el reino del Mesías como cabeza de los reinos y los pueblos subirán a Jerusalén y al templo, no para ver su arquitectura sino a causa de la presencia de Dios y para que le sea enseñada la ley de Dios. Nos esperan tiempos de paz, gozo, y prosperidad. Tiempos de alegría, justicia y felicidad. “Pero en los postreros tiempos, el Monte de la Casa de YHVH Será establecido como cabeza de los montes, Y exaltado sobre todos los collados, y a él correrán los pueblos, Y muchas naciones irán allí y dirán: Venid, subamos al Monte de YHVH, a la Casa del Dios de Jacob; Él nos enseñará sus caminos, y nosotros andaremos en sus sendas. Porque de Sion saldrá la Ley, y de Jerusalén la palabra de YHVH” (Miqueas 4:1-2). Para entender la esencia de esta profecía, debemos entender el concepto del reino de Dios que nos ofrece el Nuevo Testamento, es así como sabemos que mucho de este proceso ya está en marcha, gracias a la aproximación del reino a través del ministerio de la Iglesia; el Milenio será el escenario para la ulterior realización de la profecía de Miqueas; y en el mundo venidero veremos su consumación final. Cuando Pedro nos manda a temer y santificarnos, Juan a mantenernos a la expectativa y Pablo a esperar la inminente venida del Mesías, es para que ese día no nos halle desprevenidos y para que no tengamos que lamentarnos cuando ocurran los hechos anunciados en estas profecías. ¡Estamos en “los tiempos del fin”, prepárate! ¡Amén!
Dios le bendiga mas siervo del Altisimo. Ya quisiera yo darle tanto colorido a mi blog.. no se.. como hacerlo.. talvez me puede ayudar..
ResponderEliminarEntre a diseño en la esquina derecha arriba [al lado de salir] para darle forma a su blog. Dios le bendiga
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