diciembre 26, 2011

Apartado por Dios

“Judas, un siervo de Jesús el Mesías, y hermano de Jacobo,  a los llamados, amados en Dios Padre y guardados para Jesús el Mesías. ¡Misericordia y paz y amor os sean multiplicados!” (Judas 1:1-2). Por medio de una acción especial Dios ha apartado de entre toda la humanidad a un pequeño remanente. La acción divina es evidente  tanto en nuestra elección como en nuestro llamado, justificación y santificación. Este remanente se caracteriza por su fidelidad y devoción a Cristo. Cada uno de nosotros debe bendecir al Dios de toda gracia porque nunca ha dejado de haber un remanente distinguido y amado por Dios.  Los verdaderos hijos de Dios son aquellos que sienten celos por los intereses divinos y un afecto genuino por cada uno de los miembros del cuerpo de Cristo. Judas nos enseña que los que son guardados por Dios, son también poseedores de Su misericordia, paz y amor. “¡Misericordia y paz y amor os sean multiplicados!,” no se puede multiplicar por cero. Por lo tanto, de alguna manera somos poseedores de estos dones divinos. Hay muchas personas que ni son honestas ni tienen motivos honestos ni buenas intenciones. “Pero iré pronto a vosotros, cuando el Señor quiera; y conoceré, no las palabras sino el poder de los que se han envanecido, porque el reino de Dios no consiste en palabras, sino en poder” (1 Corintios 4:19-20). El reino de Cristo, el cual se hace presente por medio de la iglesia, está respaldado por el poder dinámico del Espíritu Santo, del cual procede la autoridad espiritual que poseemos. No se trata de pertenecer a una iglesia ni de arrogarse el nombre de Jesús, sino de ser parte del remanente fiel. Tampoco es cuestión de nombre ni de doctrinas falaces sino de ser poseedores de verdadero poder y autoridad espiritual. No basta con ser un profesante bautizado, un miembro afiliado a una denominación eclesiástica, por muy respetable y ortodoxa que sea. El remanente se compone de aquellos que son fieles a Cristo, que se aferran tenazmente a su Palabra en toda circunstancia, que se dedican por entero a sus intereses y que aman su venida. El remanente fiel debe tener memoria de las palabras de Cristo y de las palabras que antes fueron dichas por medio de los apóstoles. “Decía entonces Jesús a los judíos que le habían creído: Si vosotros permanecéis en mi palabra, sois verdaderamente mis discípulos” (Juan 8:31). Ser parte del remanente fiel, implica obedecer la Palabra de Dios. No sé, como es que pretendemos ser parte de la iglesia de Cristo, sin permanecer en Su palabra. Los que son de Cristo permanecen en armonía, en oración y en comunión. Decimos que somos de Cristo pero cuando Cristo requiere algo de nosotros nos negamos y buscamos numerosas escusas para no responder ni obedecer a su Palabra. Dios nos está llamando a obedecer, a levantarnos de la ruina espiritual y a mirar hacia el año 2012 con optimismo, con fe y esperanza y con el deseo de servirle y de ser mejores cristianos. “Por lo cual dice: Despiértate, tú que duermes, Y levántate de entre los muertos, Y te alumbrará el Mesías” (Efesios 5:14). Apelo  a los hijos de la luz para que despierten y se den cuenta de la condición peligrosa y descuidada en la que algunos duermen. El 2012 es un año de grandes retos y desafíos, solamente los que son fieles tendrán el poder y la autoridad para superar la oposición de los poderes de las tinieblas y las circunstancias de la vida. Necesitamos ser más activos, más consagrados, más íntegros y más entregados a servirle al Señor. Así y solo así estaremos seguros y disfrutaremos de las bendiciones de Dios. ¡Amén!

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