“Nadie os prive de vuestro premio, afectando humildad y culto a los ángeles, entremetiéndose en lo que no ha visto, vanamente hinchado por su propia mente carnal, y no asiéndose de la Cabeza , en virtud de quien todo el cuerpo, nutriéndose y uniéndose por las coyunturas y ligamentos, crece con el crecimiento que da Dios” (Colosenses 2:19). Cuando hablamos del “crecimiento interior”, nos referimos al crecimiento espiritual y al desarrollo de los miembros de la iglesia. La iglesia crece en la medida que sus miembros crecen. Crecer en calidad, es crecer interior y espiritualmente. Pablo se refirió a este proceso, comparándolo con el crecimiento del cuerpo natural. El “crecimiento que da Dios” es el crecimiento espiritual. El cuerpo entero se nutre y fortalece con el crecimiento que da Dios. Crecer espiritualmente es crecer en madurez y es así como se produce el desarrollo de la vida del creyente en Cristo. “Más bien, creced en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea la gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén” (2 Pedro 3:18) “Si no que, siguiendo la verdad con amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza...” (Efesios 4:15). El crecimiento espiritual no viene automáticamente. Es el resultado del desarrollo de la vida de Cristo en el creyente. Las evidencias del crecimiento espiritual incluyen: 1. Un aumento en el conocimiento espiritual; 2. La aplicación apropiada de ese conocimiento a nuestra vida y ministerio; 3. Un deleite cada vez más profundo en las cosas espirituales; 4. Un amor a Dios y al prójimo siempre en aumento; 5. El desarrollo de cualidades espirituales similares a las de Cristo; 6. Un aumento en el deseo y la habilidad de compartir el evangelio con otros; y 7. El desarrollo y el uso eficaz de los dones espirituales. El crecimiento es el resultado natural de la vida. Si hay vida espiritual en una Iglesia, resultará en crecimiento interior. El Espíritu Santo: a) Forma la iglesia, b) Inspira su adoración c) Dirige sus actividades misioneras d) Selecciona a sus ministros e) Unge a sus predicadores f) Guía sus decisiones y g) Bautiza con poder. El Espíritu Santo tiene funciones importantes con respecto al crecimiento interior de la iglesia. El crecimiento espiritual es impedido por el pecado, aun cuando el Espíritu redarguye, disciplina o reprende al creyente (Juan 16:8-11,1 Juan 1:9). El Espíritu Santo cambia las vidas de los creyentes mediante la regeneración y produce el crecimiento y santidad de vida. Separarse para Dios produce crecimiento espiritual. El Espíritu Santo habita, mora o vive en los creyentes. El propósito de esto es fortalecer la nueva naturaleza que hemos recibidos a través de la salvación. La fuerza y el crecimiento interior están relacionados con el Espíritu. Usted se fortalece mientras crece. “A fin de que, conforme a las riquezas de su gloria, os conceda ser fortalecidos con poder por su Espíritu en el hombre interior” (Efesios 3:16). La unidad es otra de las cosas que trae crecimiento interior en la iglesia. “Pero el que se une con el Señor, un espíritu es con él” (1 Corintios 6:17) “Porque de la manera que el cuerpo es uno solo y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, aunque son muchos, son un solo cuerpo, así también es Cristo. Porque por un solo Espíritu fuimos bautizados todos en un solo cuerpo, tanto judíos como griegos, tanto esclavos como libres; y a todos se nos dio a beber de un solo Espíritu” (1 Corintios 12:12-13). La intercesión del Espíritu Santo edifica espiritualmente al creyente: “Y asimismo, también el Espíritu nos ayuda en nuestras debilidades; porque cómo debiéramos orar, no lo sabemos; pero el Espíritu mismo intercede con gemidos indecibles” (Romanos 8:26). El Espíritu Santo guía a los creyentes a través de la Palabra de Dios, que es, la que trae el crecimiento espiritual. El Espíritu Santo nos revela la verdad de la Palabra de Dios y produce el conocimiento y el discernimiento espiritual en nosotros. (1 Corintios 2:10). Las personas crecen espiritualmente en una atmósfera de amor. El Espíritu Santo trabaja internamente para conformar a los creyentes a la imagen de Jesús (2 Corintios 3:18). Nosotros crecemos espiritualmente cuando crecemos en el conocimiento de Dios. La duda impide el crecimiento espiritual. El Espíritu elimina la duda y nos da la convicción y la seguridad de nuestra salvación en Cristo. El Espíritu Santo nos da libertad del pecado y de las tradiciones de los hombres (Romanos 8:2) y nos proporciona el consuelo que necesitamos. Uno de los ministerios del Espíritu Santo en la vida de Jesús era levantarlo de los muertos “Y si el Espíritu de aquel que resucitó a Jesús de entre los muertos mora en vosotros, el que resucitó a Cristo de entre los muertos también dará vida a vuestros cuerpos mortales mediante su Espíritu que mora en vosotros” (Romanos 8:11). Si usted no madura, usted se "muere" espiritualmente. Cesa el proceso del crecimiento interior. Es el poder del Espíritu Santo que lo vivifica y lo trae de nuevo a la vida. Pablo dijo: “Ni mi mensaje ni mi predicación fueron con palabras persuasivas de sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder, para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios” (1 Corintios 2:4-5). La demostración de poder por el Espíritu Santo aumenta su fe en Dios. El poder especial para dar testimonio es la verdadera evidencia de que uno ha sido bautizado en el Espíritu Santo: “Pero recibiréis poder cuando el Espíritu Santo haya venido sobre vosotros, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta lo último de la tierra” (Hechos 1:8). Los creyentes espiritualmente maduros son testigos productivos del Evangelio. La iglesia experimenta el crecimiento interior a través del bautismo del Espíritu Santo (Hechos 2:4) El bautismo en el Espíritu Santo produce el desarrollo de los dones espirituales y hace fructificar a los creyentes. Los dones espirituales son importantes para el crecimiento interior de la iglesia porque ellos “edifican” a los creyentes. “Edificar” significa “construir y promover el crecimiento espiritual.” El fruto espiritual es la naturaleza del Espíritu revelada en la vida del creyente. Estas cualidades espirituales deben ser evidentes en las vidas de todos los que creen en Cristo. El fruto espiritual es la evidencia del crecimiento espiritual. Como la fruta en el mundo natural, es el resultado de un proceso que toma su tiempo, así también el fruto espiritual para desarrollarse toma su tiempo pero cuando llega ese momento, el fruto del Espíritu se hace evidente. ¡Amén!
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