“Porque tuve vergüenza de pedir al rey tropa y
gente de a caballo que nos defendiesen del enemigo en el camino; porque
habíamos hablado al rey, diciendo: La mano de nuestro Dios es para bien sobre
todos los que le buscan; mas su poder y su furor contra todos los que le
abandonan”. Los peligros que enfrentaba una caravana de parte de los árabes
beduinos que infestaban el desierto, eran tan grandes como lo son ahora; y los
viajeros generalmente buscaban la protección de una escolta militar. Pero
Esdras había hablado tanto al rey de la autosuficiencia de Dios y de Su
extraordinario poder, que se habría sentido avergonzado al solicitar una
escolta militar; en un acto solemne de ayuno y oración, se encomendaron al que
guarda y protege a Su pueblo. Su fe era grande, si se considera los muchos y
constantes peligros de un viaje a través de las regiones o tierra de los
beduinos, y su fe fue premiada con una completa
protección y perfecta seguridad durante todo el camino.
Cada uno de nosotros tiene la
necesidad de prepararse espiritualmente para el camino. Las oraciones y el ayuno
de Esdras los prepararon, con esto demostró que dependía de totalmente de Dios
para su protección, Esdras sabía que era el Señor quien tenía el control, y afirmó
que ellos no eran lo suficientemente fuertes como para realizar el viaje sin
Él. Cuando nos tomamos el tiempo para poner a Dios en primer lugar en
cualquiera empresa, nos estamos preparando correctamente para las contingencias
que surjan más adelante. Quienes buscan a Dios estarán a salvo bajo la sombra
de sus alas, aun en medios de los mayores peligros; pero quienes los abandonan,
estarán siempre expuestos.
Cuando
estamos en peligro, si hemos estados en comunión y paz con Dios, entonces nada
podrá dañarnos. Todas nuestras preocupaciones por nuestra seguridad, por nuestra
familia, y por nuestras pertenencias, tenemos que ponerlas en las manos del
Señor y encomendarlas a Dios en oración y dejar que Él las cuide. Los que han
buscado fervientemente a Dios, descubrieron que nunca lo buscaron en vano.
Apartar un tiempo para orar en secreto o públicamente, en momentos difíciles y
peligrosos, es el mejor método que podemos adoptar.
Esdras y el pueblo se humillaron en
ayuno y oración. Y sus oraciones fueron contestadas. El ayuno los humilló
porque, pasar tiempo sin comer, les recordó su completa dependencia de Dios. El
ayuno también les dio tiempo extra para orar y meditar en Dios. La actitud de
Nehemías fue diferente y estos nos recuerdas que Dios es capaz de obrar para el
bien de su pueblo, tanto por los medios “normales y naturales” como por medios
extraordinarios y sobrenaturales. “Vine luego a los gobernadores del otro lado
del río, y les di las cartas del rey. Y el rey envió conmigo capitanes del
ejército y gente de a caballo” (Nehemías 2:9). Para lograr nuestra salvación
Dios se hizo humano en la persona de Jesucristo, es correcto esperar poder
reconocer sus obras tanto en el uso consagrado de medios humanos como al
pasarlos por alto. Jehovah es el Dios de la vida y debemos tener cuidado de no
dividir sus acciones. Porque eso le excluiría de la mayor parte de nuestras
vidas. A menudo oramos sin reflexionar y de manera superficial. La oración requiere
concentración, esta es la clase de oración que nos pone en contacto con la
voluntad de Dios y además nos ayuda a cambiar. El ayuno envuelve la renuncia al
sustento necesario por un período de tiempo, mientras nuestra atención se centra, durante ese
período, en la búsqueda de Dios.
Esdras
proclamó ayuno, porque sabía que sólo Dios podía prosperar su viaje. El mismo
testimonio
de la nación estaba en juego; porque Esdras le dijo al rey que no necesitaría
escolta militar, por cuanto el Señor los cuidaría. Su ayuno y oración, así como
la respuesta de Dios, debe motivarnos a una conducta similar en los momentos de
preocupación. David describe uno de esos momentos cuando dice: “Aunque ande en
valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tú
vara y tu cayado me infundirán aliento” (Salmos 23:4). La clave para hallar
provisión en los momentos difíciles y peligrosos es la presencia de Dios,
“porque tú estarás conmigo”. El vocablo hebreo de donde proviene la palabra
“aliento”, es נָחַם “nakjám” que
significa propiamente suspirar, pero además confortar, consolar, extender
compasión, lamentarse con alguien que sufre. Nacham no describe una simpatía
casual, sino más bien una empatía profunda. Dios siente esa profunda empatía
por nosotros cuando atravesamos por momentos difíciles y peligrosos.
La muerte proyecta una sombra
aterradora porque estamos completamente indefensos ante ella. Podemos luchar
con muchos otros enemigos – el dolor, el sufrimiento, la enfermedad, los daños,
etc- pero no podemos vencer a la muerte. Esta tiene siempre la palabra final.
Solo una persona puede caminar con nosotros a lo largo del valle de sombra de
muerte y hacernos pasar al otro lado completamente seguro y a salvo: el Dios de
la vida. La vida es incierta, y por eso debemos seguir al Señor porque él nos
ofrece una eterna seguridad en los momentos más terroríficos de nuestras vidas.
¡Amén!
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