“Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te
santifiqué, te di por profeta a las naciones”. La elección de Jeremías fue
anterior a su nacimiento. Dios le informa a Jeremías que él le ha dado la vida
con la expresa finalidad de hacer de él un profeta. Dios pensó en nosotros e
hizo planes para nosotros ante que fuéramos concebidos en el vientre de
nuestras madres. Cuando nos sintamos deprimidos o que somos indignos,
recordemos que Dios siempre nos ha considerados valiosos y ha diseñado un
propósito especial para cada uno de nosotros. La convicción íntima que tenía de
su llamamiento divino, las revelaciones de Dios y el poder del Espíritu fueron
las fuerzas que impulsaron el ministerio de Jeremías. Dios había apartado
(santificado) a Jeremías para una obra especial. Lo había consagrado para que
realizara una tarea, y un trabajo profético en su nación.
Las lenguas semíticas tienen dos formas originales de la raíz que son
distintas. Una significa “puro” y “consagrado” y la otra quiere decir
“santidad.”En hebreo el verbo קָדַשׁ (qadash) y la
palabra קָדֵשׁ (qadesh) combinan ambos elementos. Los sacerdotes fueron
escogidos para servir en el tabernáculo o templo. Por su función de mediadores
entre Dios e Israel y por su cercanía al templo, Dios los dedicó (los
santificó) para el oficio sacerdotal. Dios eligió a Jeremías, lo santificó y lo
dio por profeta a las naciones. El verbo
הנביא (nathan), “dar,” también puede traducirse como
“designar. Dios designó a este hombre para hacer regresar a Su pueblo a los
principios morales porque el pueblo había invalidado el pacto que Dios había
hecho con ellos en el monte Sinaí. La intención de Dios era despertar y obrar
en la conciencia del judío, y para lograrlo vemos el uso que el Espíritu de
Dios hace de la experiencia de Jeremías. De entre todos los profetas, no hay
otro que analizase sus propios sentimientos, sus propios pensamientos, sus
propios caminos, y su propio espíritu como lo hace Jeremías.
Dios nos recuerda el fervor, la ternura y la pureza de nuestro primer
amor. Estábamos desesperadamente enamorados de Dios, y el amor tierno que
teníamos por el Señor hacía que nuestras vidas rebosaran de gozo, y esperanza.
Éramos puro, limpio y santo. Ninguna deslealtad o pensamiento sucio manchaba
nuestra belleza y devoción. Pero ahora el cuadro es distinto, es algo que
desgarra el corazón. El corazón de Dios está destrozado por la tristeza y la
decepción que nosotros le causamos. Muchos de nosotros estamos viviendo en
pecado abiertamente. Somos infieles a los votos que hemos hecho. Hemos dejados
de amar a Dios y nuestra conducta es realmente vergonzosa. Por eso es que se necesitan
hombres como Jeremías.
Si Dios le da una tarea específica, acéptela con gozo y hágala con
excelencia. A menudo luchamos con Dios debido a la desconfianza. Sentimos que
no tenemos la habilidad ni la capacidad ni las experiencias adecuadas. Jeremías
pensó que era solo “un niño,” demasiado joven e inexperto para ser el vocero de
Dios. Sin embargo, Dios le prometió estar con él. Nunca debemos permitir que
nuestros sentimientos de insuficiencia nos impidan obedecer a Dios. Él siempre
estará con nosotros. No tratemos de evadir el llamamiento de Dios, asegurémonos
de no utilizar la falta de autoestima como una excusa. Si Dios nos da un
trabajo para realizarlo, Él va a suplir todas nuestras necesidades.“Mira que te
he puesto en este día sobre naciones y sobre reinos, para arrancar y para
destruir, para arruinar y para derribar, para edificar y para plantar.” Dios
designó a Jeremías para que llevara su Palabra a naciones y reinos. El trabajo
era advertirle no solo a los judíos, sino a todas las naciones del mundo acerca
del juicio de Dios sobre el pecado.
Al leer el Antiguo Testamento, no olvide que si bien Dios trabajaba
constantemente a través del pueblo de Judá e Israel, su plan era comunicarse
con cada nación y persona. Estamos incluidos en el mensaje de juicio y
esperanza de Jeremías y, como creyentes, debemos tener el mismo deseo de Dios
de alcanzar al mundo entero para El. La visión de la vara de almendro revela el
comienzo del juicio de Dios, ya que el almendro es de los primeros en florecer
en la primavera. Dios vio el pecado de Judá y de las naciones, y llevaría a
cabo un juicio rápido y certero. ¡Amen!
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