“Entonces él dijo: Oye, pues, palabra de Jehová: Yo vi a Jehová sentado
en su trono, y todo el ejército de los cielos estaba junto a él, a su derecha y
a su izquierda. Y Jehová dijo: ¿Quién inducirá a Acab, para que suba y caiga en
Ramot de Galaad? Y uno decía de una manera, y otro decía de otra. Y salió un
espíritu y se puso delante de Jehová, y dijo: Yo le induciré. Y Jehová le dijo:
¿De qué manera? El dijo: Yo saldré, y seré espíritu de mentira en boca de todos
sus profetas. Y él dijo: Le inducirás, y aun lo conseguirás; vé, pues, y hazlo
así. Y ahora, he aquí Jehová ha puesto espíritu de mentira en la boca de todos
tus profetas, y Jehová ha decretado el mal acerca de ti”. Una mentira es una
expresión contraria a lo que se sabe, se piensa o se cree. El término suele
utilizarse en oposición a lo que se considera como una verdad. La mentira, por
lo tanto, es una falsedad. Mentir implica un engaño intencionado y consciente.
Simular y fingir inocencia, es considerado como una mentira, aun cuando
la persona no haya dichos o pronunciados palabras. La tolerancia de las gentes
con los mentirosos es muy frágil y pequeña; sólo se necesita sorprender a
alguien en una mentira para que se le etiquete de mentiroso y se le pierda la
confianza para siempre. Siempre es posible salirse de la verdad y del verdadero
camino, mintiéndonos a nosotros mismos y cayendo así poco a poco hasta llegar a
hacer de nuestra vida una mentira. A sí nos desviamos y alejamos de Cristo. Cuando
un espíritu de mentira posee a una persona o ejerce influencia sobre ella, su
lengua se convierte en una lengua engañosa. “Porque vuestras manos están
contaminadas de sangre, y vuestros dedos de iniquidad; vuestros labios
pronuncian mentira, habla maldad vuestra lengua. No hay quien clame por la
justicia, ni quien juzgue por la verdad; confían en vanidad, y hablan
vanidades; conciben maldades, y dan a luz iniquidad’ (Isaías 59:3-4).
La falsedad suele vincularse a la hipocresía que se produce cuando un
sujeto finge cualidades o sentimientos contrarios a los que verdaderamente
posee. La falsedad estaría relacionada a la ausencia de coherencia entre las
ideas, las palabras y acciones. “Y Jehová cortará de Israel cabeza y cola, rama
y caña en un mismo día. El anciano y venerable de rostro es la cabeza; el
profeta que enseña mentira, es la cola” (Isaías 9:14-15). Cuando los ancianos
pierden su visión espiritual, y en lugar de escuchar a Dios, escuchan a un espíritu de mentira, todas las estructuras
de la sociedad se conmocionan, y el ser humano pierde su valor. “Me dijo
entonces Jehová: Falsamente profetizan los profetas en mi nombre; no los envié,
ni les mandé, ni les hablé; visión mentirosa, adivinación, vanidad y engaño de
su corazón os profetizan” (Jeremías 14:14).
La traición es provocada por este espíritu, induce a la persona a renegar
con dichos o acciones (sean éstos voluntarios o involuntarios), un compromiso
de lealtad hacia una idea, asociación, o grupo de pertenencia. “Si alguno
andando con espíritu de falsedad mintiere diciendo: Yo te profetizaré de vino y
de sidra; este tal será el profeta de este pueblo” (Miqueas 2:11). Esta actitud
define una manera de vivir que contradice la Ley de Dios. Al dejarse guiar por
este espíritu de falsedad el pueblo estaba cometiendo alta traición y revelándose
contra Dios ante quien deberían ser leales. La falsedad denota la incapacidad
del individuo de ser fiel. Es nuestro deber seguir el camino de la verdad, aun
cuando esto signifique sufrir como ocurrió con nuestro Señor Jesucristo.
Rechazar la verdad puede ser peligroso, Pablo dice: “Por esto Dios les
envía un poder engañoso, para que crean la mentira, a fin de que sean
condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en
la injusticia” (2 Tesalonicenses 2:11-12). Dios va a permitir que este espíritu
de mentiras y los poderes y fuerzas del engaño arrastren a los hombres para que
crean en la mentira, para que sean condenados todos los que no creyeron en la
verdad. Creer la mentira y no la verdad conduce a los hombres a gozarse en la
injusticia. Quienes rechazan a Jesucristo, recibirán con gozo al Anticristo, se
dejaran arrastrar por el Falso Profeta, quien los guiará para que adoren a la Bestia y al Dragón, es decir, a Satanás.
Pero a pesar de la apostasía de muchos queda un remanente fiel, que no
se ha dejado arrastrar por la corrupción de la doctrina, ni por la superstición
ni por la idolatría ni por los que han fomentado el fanatismo religioso. Hoy Se
falsifican señales y prodigios, visiones y milagros, pero son señales falsas
que sustentan doctrinas falsas; se hacen prodigios mentirosos y milagros simulados para engañar a la gente. Tenga cuidado con este espíritu porque
es peligroso. ¡Amén!
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