“Porque Jehová conoce el camino de los justos; mas la senda de los malos
perecerá”. Dios quiere que el ser humano tenga felicidad, pero la felicidad
verdadera sólo se encuentra en el camino del Señor. Cualquier varón o mujer,
cualquier ser humano puede escoger el camino de la vida y salvación; está
abierto para todo el que quiera entrar. Dios se encarga de disipar nuestros temores
y se compromete a suplir todas nuestras necesidades. Dios cuida de los suyos y
evita que sean destruidos por el mal. El camino del Señor tiene un costo, no
debemos dejarnos influenciar por los consejos de los impíos ni elegir
compañeros perversos. Existen los que se burlan de los hechos sobrenaturales y
de las convicciones morales basadas en la revelación bíblica. ¡Apártate de
ellos!
“Servid a Jehová con temor, y alegraos con temblor” (Salmos 2:11). La
Palabra de Dios se escribió para ser estudiada, comprendida y aplicada. Las
Escrituras expresan nuestros más profundos anhelos, y pensamientos. Poco a poco
nos llevan a ser lo que Dios ha pensado desde el principio: hombres y mujeres con
temor de Dios, santos y que viven para Él. Usted puede aprender a seguir a Dios
al meditar en su Palabra. Meditar significa pasar tiempo leyendo y pensando en
lo que ha leído. Además significa pensar acerca de cómo cambiar con el fin de
poder vivir como a Dios le agrada. Conocer y meditar en la Palabra de Dios son
los primeros pasos para aplicarla a nuestro diario vivir. Si usted quiere
seguir a Dios de cerca, debe conocer lo que Él dice. Mientras más conozcamos el
punto de vista de las Escrituras, más recursos cognoscitivos y espirituales tendremos
para tomar nuestras decisiones. Debemos asimilar la Palabra de Dios; debemos
pensarla y aplicarla a nuestra vida. Si nuestra mente está moldeada por la
Biblia, los efectos serán evidentes en todos los aspectos de la vida.
“Temblad, y no pequéis; meditad en vuestro corazón estando en vuestra
cama, y callad…” (Salmos 4:4). Cuando la sabiduría de Dios se aplica en
nuestras vidas, el fruto (resultados o productos derivados) que ella produce en
nosotros es bueno y recibe la aprobación de Dios. Nosotros debemos absorber la
Palabra de Dios, para producir hechos y actitudes que lo honren. Para alcanzar
logros que valgan la pena, debemos tener la Palabra de Dios en nuestro corazón.
Apelamos a la misericordia de Dios para recibir de él salvación, ayuda y poder.
Dios es quien nos da la vida, y solamente cuando tenemos vida espiritual es cuando
podemos alabar y adorar a Dios. La angustia nos quita la fuerza; las
enfermedades y luchas nos desgastan, por eso Dios nos promete renovar nuestras
fuerzas. Si confiamos en él, se producirá en nosotros un cambio renovador por
el poder de Su Espíritu. Los fieles son los que están junto al rio de Dios; sus raíces
están juntos a los arroyos subterráneos del Espíritu Santo.
No son como el tamo que arrebata el viento, el tamo es símbolo de una
vida infiel que vaga sin dirección. Son granos de excelentes calidad; el grano
bueno es símbolo de una vida fiel que Dios puede utilizar. A menudo la gente
piensa que será libre si escapa de Dios. Sin embargo, siempre serviremos a
alguien o a algo, ya sea a un rey humano, a una organización o a nuestros propios
deseos. La única ruta segura hacia la libertad es servir sinceramente a Dios,
el Creador. Él puede liberarnos para que lleguemos a ser las personas que Él
siempre quiso que fuéramos.
Cada nación es limitada, pero Dios es trascendente. Si tiene que elegir
entre depositar su confianza en Dios o en los hombres o en las naciones, ¡elija
a Dios! Nuestro mundo tiene muchos líderes que se jactan de su poder, que se quejan
y se enfurecen contra Dios, que prometen tomar el poder y formar su propio
imperio. Pero Dios se ríe debido a que el poder proviene de Él, y puede
quitárselo cuando quiera. No debemos tener miedo cuando los tiranos se jacten.
Todos ellos están en las manos de Dios. Cristo no es sólo el Rey escogido por
Dios, sino que también es Rey en nuestros corazones y en nuestra vida. Para estar
listos para su venida, debemos someternos a Su dominio. Cuando las
circunstancias se vuelven contra nosotros es tentador pensar que Dios también lo
está. Pero es todo lo contrario. Cuando algo parece estar en nuestra contra,
Dios es el único que está a nuestro favor. Si parece que la vida está en contra
suya, no culpe a Dios: ¡búsquelo!
La seguridad de una oración contestada te dará la paz que busca y anhela.
Es más fácil dormir bien cuando aceptamos, con plena seguridad, que Dios tiene
las riendas de todas las circunstancias que nos están afectando. Si usted se
pasa la noche despierto, por la preocupación y no puede cambiar las
circunstancias, derrame su corazón en oración delante de Dios y agradézcale porque
Él lleva las riendas de todo. Luego, ¡descanse!
Dios nos escucha y nos responde cuando lo llamamos. A veces pensamos que
Dios no va a escucharnos porque hemos caído por debajo de sus normas al no
vivir una vida recta. No obstante, si hemos confiado en Cristo como Salvador,
Dios nos ha perdonado y nos escucha. Cuando sienta que sus oraciones están
rebotando en el techo, recuerde que como creyente ha sido apartado por Dios y
que Dios lo ama. Él escucha y responde, aun cuando sus respuestas no sean lo
que nosotros esperamos. Analice sus problemas a la luz del poder de Dios en vez
de mirar a Dios en la sombra de sus problemas. ¡Amén!