junio 24, 2014

La Regeneración


(Juan 3:3)

“Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios”. Nicodemo indagaba y creía que Jesús tenía respuestas. Aunque era un erudito, fue a Jesús para instruirse. No importa cuán inteligente o educado uno sea, debe acercarse a Cristo con un corazón abierto y dispuesto a fin de que le enseñe la verdad acerca de Dios. El nuevo nacimiento y la regeneración no constituyen etapas sucesivas en nuestra experiencia espiritual; se refieren al mismo acontecimiento. El nuevo nacimiento es la obra del Espíritu que destaca en nosotros  la comunicación de la vida espiritual [la vida de Cristo] en contraste con nuestro anterior estado de muerte espiritual; por otra parte, la regeneración destaca el inicio de un nuevo estado de cosas en nuestra vida en contraste con el viejo estado de cosas en el que vivíamos anteriormente. De ahí la relación del uso de la palabra y su aplicación. Las Escrituras no nos señalan dos poderes activos distintos, aunque asociados, sino que utiliza distintos vocablos para referirse a este acontecimiento singular operado por el Espíritu Santo.
El Camino de la Regeneración: Por la rebelión de un solo hombre, Adán, toda la humanidad está destinada a nacer en pecado (Romanos 5:16), está destituida de la gloria de Dios y no puede alcanzar la vida eterna por sus propios medios (Romanos 3:23). Sin embargo, inmediatamente después que Adán pecó, Dios dio a conocer, es decir, reveló cual sería el plan para la salvación del ser humano. "Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar" (Génesis 3:15). Para que el hombre pueda ser libre de la maldición del pecado, del juicio final, y del dominio de Satanás, el hombre primeramente deberá obtener la salvación en Cristo. En este pasaje la simiente de la mujer se refiere a Jesucristo, como también muchos profetas luego profetizaron de él. Como fue dicho, Jesucristo llegó a ser el sacrificio expiatorio y el mediador de un nuevo pacto para la salvación de la humanidad.
La salvación que fue posible por el padecimiento y la muerte de Jesús en la cruz tiene cuatro significados: 1.- Los sufrimientos y la muerte en la cruz nos señalan, cuál es el resultado del pecado. “Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados” (Isaías 53:5). 2.- Sus sufrimientos y Su muerte nos revelan cuán grande es el amor de Dios por los seres humanos. “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”  (Romanos 5:8). 3.- Sus sufrimientos y Su muerte nos enseñan el verdadero valor de cada hombre. “Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?” (Mateo 16:26).  4.- Sus sufrimientos y Su muerte nos dan a conocer cuál es el costo de la reconciliación. “Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros”  (Isaías 53:6).
El Método de la Regeneración: Hay dos condiciones para la regeneración, son el arrepentimiento y la fe. El arrepentimiento y la fe se manifiestan simultáneamente, así se puede decir que son las dos cara de una misma moneda. El mensaje de Juan el Bautista fue: "Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado" (Mateo 3:2) hizo eco con Jesús que dijo "Arrepentíos y creed en el evangelio" (Marcos 1:15). Después de haber sido llenos del Espíritu Santo, también Pedro clamó diciendo "Arrepentíos para que sean borrados vuestros pecados" (Hechos 2:38, 3:19). La otra condición es la fe. Así como Pablo testificó a los guardas de la prisión en Filipos diciéndole "Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa" (Hechos 16:31). Esta fe para salvación es otorgada por Dios y se basa sobre el fundamento de nuestra fe en la promesa de Dios. Es el Espíritu Santo que ha llegado sobre nosotros él que hace posible tener fe en Cristo Jesús como nuestro salvador (I Corintios 12:3).
El Resultado de la Regeneración: Cuando nosotros nos damos cuenta de nuestros pecados, y nos arrepentimos con la aceptación de Jesucristo como nuestro salvador. ¿Qué resultado traerá nuestro arrepentimiento?  Primero, El Espíritu Santo, nuestro consolador, vendrá sobre nosotros y residirá en nosotros (Romanos 8:11). Segundo, seremos libre de las leyes del pecado y de la muerte (Romanos 8:1,2). Tercero, recibiremos el poder y el derecho de ser hijos de Dios (Juan 1:12). Cuarto, gozaremos de las grandes bendiciones que Dios ha preparado para nosotros (3 Juan 1:2).
Jesús explicó que no podemos controlar la obra del Espíritu Santo. Él obra de maneras imprevisibles o incomprensibles. Así como uno no pudo controlar su nacimiento físico, tampoco podrá controlar su nacimiento espiritual. Es un regalo de Dios, dado por el Espíritu Santo. El conocimiento no es salvación. Deberíamos conocer la Biblia, pero algo mucho más importante es entender a Dios y entender la salvación que él nos ofrece. El amor de Dios no es estático ni egoísta, sino que se extiende y  te atrae. Dios pagó, con la vida de su Hijo, el más alto precio que se puede pagar. Jesús aceptó nuestro castigo, pagó el precio de nuestros pecados, y luego nos ofrece una nueva vida. ¡Amén!

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