septiembre 28, 2012

El poder de la Palabra

“Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón” (Hebreo 4:12). La Biblia es un tesoro interminable, es una fuente de sabiduría y conocimiento insondable; y es además el único libro que merece la atención de todos. No te preocupes por lo que no entiendas de ella; preocúpate por aquello que entiendes y no lo vive. Estudiar y vivir conforme a la Biblia es lo que nos hace mejores ciudadanos; mejores hombres y mujeres; mejores esposos y esposas; mejores padres, hijos e hijas etc. Todo lo que somos se lo debemos a Jesucristo; por consiguiente, desconocer las Escrituras es desconocer a Jesucristo porque él es el Verbo de Dios. Tener un amplio conocimiento de la Biblia y vivir conforme a sus enseñanzas es lo que transforma nuestras vidas. En todas nuestras perplejidades y ansiedades la Biblia nos ofrece la luz y su poder trascendente e inigualable. La Biblia abre la puerta a la salvación y a la libertad; es una ventana para que miremos hacia la eternidad. La Palabra de Dios es por sí misma eficiente y dinámica, nos permite realizarnos, ilumina nuestras mentes, corrige y santifica nuestro ser; ella nos da a conocer la gracia y el amor de Dios en su máxima expresión. La Biblia es una palabra sin sonido, pero poderosa, es un libro que no se percibe con el oído, sino con el corazón. Contiene una palabra que se siente en la intimidad y en lo más profundo de nuestro ser interior. La única forma de interpretar la Palabra, es por medio de la fe y la iluminación del Espíritu.
La razón por la que algunos no entienden la Biblia, es porque no viven en la luz. Si usted quiere entender esa parte de la Biblia que no entiende, empiece a obedecer la parte que sí entiende. El creyente descansa en la autoridad de las Sagrada Escrituras. “El cielo y la tierra pasarán [dice Jesús], pero mis palabras no pasarán” (Mateo 24:35). “Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino” [decía el salmista] (Salmos 119:105). “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” (2 Timoteo 3:16-17). “Porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo” (2 Pedro 1:21). La Biblia es mucho más que una teoría; ella explica como el Ser Supremo –poseedor de una inteligencia y sabiduría infinita- creó el Universo y estructuró el sistema de leyes que lo rige. Dios nos ha dado dos libros, el libro de la naturaleza y la Biblia. El mejor comentario que se le puede hacer a la Biblia; es el testimonio que una persona consagrada da de sí misma; me refiero a una persona íntegra que pone en práctica la Palabra.
Acude a la Biblia para obtener protección, corrección y dirección. La Palabra de Dios es nuestra mejor brújula; nuestro mejor sistema de posicionamiento. Si Dios habla por medio de la Biblia, dedica un momento para escuchar. Deja que la Palabra llene tu mente, gobierne tu corazón y guíe tu vida. Mientras más leas la Biblia, más amarás al Señor y la persona que ama al Señor guarda su palabra. La Palabra de Dios quebranta los corazones endurecidos y cura a los quebrantados y heridos. El resultado de conocer la Palabra de Dios con una actitud correcta, es la obediencia. Estudia la Biblia para ser sabio; cree en ella para estar seguro; y practícala para ser santo. La Palabra escrita nos guía a la Palabra viva, es decir, al Verbo. Abre tu Biblia en oración; léela con cuidado; y obedécela con alegría. La Biblia es la receta de Dios para tu salud física, psicológica y espiritual. La Biblia siempre te señala cual es la dirección correcta. Su valor consiste, no sólo en conocerla, sino en obedecerlas. Mientras más meditamos en las Escrituras, con una mayor facilidad detectaremos los errores y las herejías. Los modernistas mutilan la Palabra; los tradicionalistas le añaden; los perezosos la ignoran; y los ignorantes tuercen la Palabra. Dios habla por medio de Su Palabra a quienes escuchan con el corazón. Si quiere crecer fuerte y ser una persona virtuosa, lee la Palabra de Dios. El estudio bíblico no es simplemente para que te informe; sino para que sea transformado. Tu vida debe estar enraizada y cimentada en la Palabra de Dios y en la oración. La Palabra de Dios no necesita adiciones ni sustracciones. La Biblia puede ser vieja, pero sus verdades son eternas. En este mundo cambiante, tú puedes confiar con todo tu corazón en la Palabra inalterable de Dios. ¡Amén!


No hay comentarios:

Publicar un comentario