“Él creyó en
esperanza contra esperanza, para llegar a ser padre de muchas gentes, conforme
a lo que se le había dicho: Así será tu descendencia. Y no se debilitó en la fe
al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto (siendo de casi cien años),
o la esterilidad de la matriz de Sara. Tampoco dudó, por incredulidad, de la
promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, plenamente
convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido;
por lo cual también su fe le fue contada por justicia”. Abraham y su simiente
recibieron la promesa de que serían los ‘heredero del mundo”. Abraham no sabía
cómo Dios iba a cumplir Su palabra, pero eso no era importante. Conocía a Dios
y estaba totalmente confiado en el poder de Dios. La fe de Abraham era una fe
maravillosa, y razonable, porque la palabra de Dios es lo más seguro y
razonable que hay en el universo, ¡y para Abraham no había riesgo alguno en
creer la Palabra! Dios se sintió complacido en encontrar a un hombre que creía
en él; Jesús también se admiraba cuando hallaba a una persona de fe. Dios le concedió
ser justificado y perdonado. Le concedió una posición justa delante de él. Fue
liberado del pecado y la condenación y justificado por medio de la fe.
Abraham fue un
hombre de fe y convicción. Por convicción queremos decir creencias derivadas y
basadas en las Escrituras. La Palabra de Dios, es el indicador absoluto
para nuestra vida. “Desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no
adulterada, para que por ella crezcáis para salvación, si es que habéis gustado
la benignidad del Señor” (1 Pedro 2:2-3). La convicción se opone a la duda y al
escepticismo. Cuando pensamos en un
hombre de convicciones, pensamos en él en términos de acción y de
dirección. Pensamos en una persona cuyas
convicciones tienen un impacto definitivo en su forma de vivir, en lo que hace,
y en lo que dice.
La fe es en
realidad el producto de tres cosas que caracterizan el ideal de un cristiano. 1.-
Un compromiso con las Escrituras como su única fuente de autoridad. Un compromiso es una responsabilidad u obligación que se contrae. Una persona comprometida
con Dios y con Su reino. Siente como suyos propios los objetivos de la Iglesia.
Apoya las decisiones dirigidas a lograr dichos objetivos. Además previene y
supera los obstáculos que puedan interferir con el logro de los objetivos de la
Iglesia. 2.- La construcción de creencias y convicciones basadas en la Biblia. Una
creencia es el estado de la mente en el que un individuo considera como
verdadero el conocimiento o la experiencia que tiene acerca de un suceso o
cosa; cuando se objetiva una creencia, contiene una proposición lógica, y puede
expresarse mediante un enunciado lingüístico. La creencia como una mera actitud
mental, puede ser inconsciente, sí es así, no es necesario que se formule
lingüísticamente y 3.- El valor para vivir
y actuar de acuerdo con su fe. Valores tales como: la honestidad, lealtad,
identidad cristiana, respeto, responsabilidad, solidaridad, amor, tolerancia,
sinceridad etc., son fundamentales para poder convivir de forma pacífica. El valor (axiología), es una cualidad de las
acciones y de las cosas que nos permite ponderar la bondad, maldad, belleza, y fealdad,
etc.
La nación de
Israel era una nación llena de personas adúlteras, contaminadas y debilitadas
con las ideas y opiniones del mundo. Eran como muchachos inmaduros que no
actuaban de acuerdo con los mandamientos de Dios, sino por capricho, por
antojos, fantasías y deseos egoístas. En
lugar de tener la Palabra como el indicador de sus vidas, se dejaron arrastrar
por las influencias de las demás naciones.
Eran religiosos, y abandonaron la Palabra del Señor. “… ¿Acaso se ha
acortado la mano de Jehová? Ahora verás si se cumple mi palabra, o no” (Números
11:23). Debemos tener un compromiso con las Escrituras como nuestro estándar de
pensamiento.
Todos tenemos
convicciones; pero, ¿son convicciones bíblicas?
Debemos usar la Palabra para filtrar todo lo que entra en nuestra mente
de manera que cada uno de nuestros pensamientos esté de acuerdo con la Biblia.
Si menospreciamos la Biblia Dios nos cortará a causa de nuestra iniquidad. “Por
cuanto tuvo en poco la palabra de Jehová, y menospreció su mandamiento,
enteramente será cortada esa persona; su iniquidad caerá sobre ella” (Números
15:31). Si después de un estudio cuidadoso, lo que estamos pensando está de
acuerdo con la verdad de la Escritura, entonces se le puede calificar como una
convicción bíblica.
Esto significa
que la Escritura siempre debe ser prioritaria sobre nuestras opiniones,
experiencias y antecedentes. Cuando para nosotros la Escritura deja de tener la
prioridad, la adulteramos, la contaminamos y debilitamos su impacto en nuestras
vidas. Una comprensión errada de las
Escrituras, eventualmente esto nos llevará a un comportamiento errado. En otras palabras, por un conocimiento errado,
podemos llegar a negar la autoridad de la Biblia. El Compromiso que tenemos con la Escritura
significa un compromiso con la excelencia en su estudio, uso y aplicación. “Procura con diligencia presentarte a Dios
aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra
de verdad” (2 Timoteo 2:15). Mientras
mejor sea nuestra visión de la Biblia, más esmerada y consciente debe ser
nuestro compromiso y nuestro estudio. Si la Biblia es la Palabra de Dios,
entonces no hagamos una exégesis
descuidada, y no seamos negligentes
en su aplicación. ¡Amén!
No hay comentarios:
Publicar un comentario