septiembre 17, 2011

El poder de Su Presencia

 “Y Moisés respondió: Si tu presencia no ha de ir conmigo, no nos saques de aquí” (Éxodo 33:15). Moisés estaba convencido que sin la presencia de Dios en su vida, era inútil intentar cruzar el desierto. Cuando él habló con el Señor, le dijo, “...Si tu presencia no va con nosotros, no nos saque de aquí.” (Ex. 33:15). Moisés sabía que la presencia de Dios en Israel era lo que distinguía al pueblo de las otras naciones. Lo único que nos distingue de los incrédulos es que Dios “está con nosotros” – dirigiéndonos, guiándonos, haciendo su voluntad en y a través de nosotros-. “Cuando la presencia del Señor está en medios nuestros, nadie nos puede hacer daños. Pero sin Dios, somos impotentes. Hermano deja que los hombres de este mundo confíen en sus fuerzas, fortunas, soldados, y armas. ¡Nosotros confiaremos en la presencia de Dios!” Si tiene la presencia de Jesús en tu vida, experimentarás la gloria y se establecerá el orden de Dios en tu vida. Tendrás paz y vivirás  seguro porque sabe que Dios tiene todo bajo control. La presencia de Dios era tan evidente en la vida de Abrahán, que hasta los impíos reconocieron la diferencia: “...Abimelec... habló a Abrahán, diciendo: Dios está contigo en todo lo que haces.” (Gen. 21:22). Dios le prometió a Josué: “...Así como estuve con Moisés, también estaré contigo; no te dejaré ni te abandonaré... (Josué 1:5-6) Cuando el Espíritu de Dios está presente, somos fuertes y valientes – ¡porque ningún enemigo puede hacernos daño! El ángel le dijo a Gedeón. “...El Señor está contigo, guerrero valiente! …Ve con la fuerza que tienes, y salvarás a Israel...” (Jueces 6:12, 14) Lo que Dios les estaba diciendo era: “Gedeón, hay una presencia poderosa en ti, tan fuerte que ere capaz de salvar a Israel.” Gedeón era un cobarde – pero, Dios le llama “guerrero valiente”. Dios le dijo  a Jeremías, “...pelearán contra ti, pero no te podrán vencer, porque yo estoy contigo…” (Jer. 15:20) “No importa que el país entero se ponga y se levante contra ti. Lo único importante era que  la presencia de Dios estaba con Jeremías”. A Isaías les dijo: “No temas, que yo te he redimido; te he llamado por tu nombre; tú eres mío. Cuando cruces por las aguas, yo estaré contigo; cuando cruces por los ríos, no te cubrirán sus aguas; cuando camines por el fuego, no te quemarás ni te abrasarán sus llamas. Yo soy el Señor, tu Dios,… Porque te amo…No temas, porque yo estoy contigo;” (Is. 43:1-5) Dios estaba diciéndole, “con mi presencia habitando en ti, puedes atravesar los  ríos o el fuego y sobrevivirás. ¡Serás bendecido y favorecido, porque mi presencia está contigo!” “...Asa invocó al Señor su Dios, y dijo: Señor, no hay nadie más que tú para ayudar en la batalla entre el poderoso y los que no tienen fuerzas; ayúdanos, oh Señor Dios nuestro, porque en ti nos apoyamos y en tu nombre hemos venido contra esta multitud… Y el Señor derrotó a los etíopes delante de Asa...” (2 Crónicas 14:11-12). El profeta Azarías les dijo: “Oídme, Asa y todo Judá y Benjamín: el Señor estará con vosotros mientras vosotros estéis con él. Y si le buscáis, se dejará encontrar por vosotros; pero si le abandonáis, os abandonará...” (15:1-4). El Señor le recordó a Asa, claramente, y sin rodeos: “Asa, nunca olvides como conseguiste esta victoria. Me buscaste con todo tu corazón, te volviste a mí completamente, cuando estabas en problemas – y yo te envié mi presencia. ¡Fue mi presencia que hizo huir a tus enemigos!”  “Recuerdas, ¿cómo estaba el reino antes que tomaras el poder? Todo estaba desorganizado, sin ley, sin dirección, sin enseñanza recta”. Nuestra mayor preocupación debe ser buscar de Dios, para asegurar su presencia. Dios ha hecho un pacto de gracia con cada creyente. Las promesas de Dios nunca fallan. Pero algunas son condicionales. Requieren algo más que nuestra cooperación. Si vivimos en pecado, su presencia no estará con nosotros – y nuestras vidas no serán instrumentos de su presencia.  Sólo cuando la presencia de Dios está sobre  nosotros podemos contemplar, ver y comprender su gloria. Cuando Israel estaba en el desierto, Dios manifestó su presencia a través de una nube. En la actualidad, la nube de su presencia está sobre tu vida, sobre tu familia y sobre tus bienes. Dios espera que todos los días tú te reúna con él en oración para envolverte en Su paz, y cubrirte con Su favor. La presencia de Dios te guiará, te dará poder, te dará dirección para resolver los problemas en tu familia, en el trabajo y en tus relaciones. Muchos cristianos conocen su presencia, pero pocos conocen su gloria. Moisés buscaba de Dios una manifestación continua de su presencia. Todos queremos la presencia de Dios – dirigiéndonos, guiándonos, dándonos poder y bendiciéndonos. Realmente, ¿qué más puede desear cualquier creyente? La gloria de Dios no estaba en Moisés, ni en Elías ni en la luz espectacular. Estaba en Jesús. (Mt. 17:2-6). ¡Amén!
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