“Llegó la noticia de estas cosas a oídos de la iglesia que estaba en Jerusalén; y enviaron a Bernabé que fuese hasta Antioquía. Este, cuando llegó, y vio la gracia de Dios, se regocijó, y exhortó a todos a que con propósito de corazón permaneciesen fieles al Señor. Porque era varón bueno, y lleno del Espíritu Santo y de fe. Y una gran multitud fue agregada al Señor” (Hechos 11:22-24). Los ojos iluminados del narrador ven al Espíritu Santo como al verdadero protagonista del avance del Evangelio. El éxito se debía al poder de Dios. La misión era extremadamente delicada, pero Bernabé la llevó a cabo con sumo cuidado y clara visión de la realidad, pues en poco tiempo “una gran multitud fue agregada al Señor”. Bernabé demostró una fe sólida; ministró con alegría y estimuló a la nueva Iglesia con el mensaje del Evangelio. Él vio la gracia de Dios obrando y se regocijó; Bernabé era un hombre lleno de optimismo y cuando un cristiano es optimista, esto le permite reclamar el futuro, literalmente, conquistar el futuro para sí y no cederle espacio a Satanás. Una palabra puede marcar la diferencia entre rendirse o continuar. “Por lo cual asimismo oramos siempre por vosotros, para que nuestro Dios os tenga por dignos de su llamamiento, y cumpla todo propósito de bondad y toda obra de fe con su poder, para que el nombre de nuestro Señor Jesucristo sea glorificado en vosotros, y vosotros en él, por la gracia de nuestro Dios y del Señor Jesucristo” (2 Tesalonicenses 1:11-12). Si ere una persona de fe y optimista, verá a Dios obrando en ti, en tu familia y en tu ministerio. Este es el fin y el designio de Dios y del Señor Jesucristo. El poder de Dios no sólo comenzará a obrar a través de ti sino que Dios ejecutará su obra en ti. La constancia en la vida cristiana depende de la acción continua de la gracia de Dios y de la fe de su pueblo. Lo que nos hace personas dignas es la gracia y el llamamiento de Dios. Un cristiano en progreso es aquel que cada vez está más seguro en Jesucristo. Aunque su fe haya comenzado con una hipótesis, terminará en una certeza. Debemos añadir a la emoción de nuestra primera experiencia la disciplina del estudio de las Escrituras y del pensamiento cristiano. Para poder crecer debemos aumentar nuestra capacidad de servir a nuestros semejantes por el sentimiento que nos impone nuestro deber como cristianos. Cuando somos servidores de Cristo, descubrimos la importancia que tiene la solidaridad, y la generosidad. La gloria de un maestro está en los discípulos que produce; la de los padres, en los hijos que educa, no solo para que se ganen la vida sino para que la enriquezcan; a nosotros se nos concede el tremendo privilegio y responsabilidad de ser lleno de la gloria de Cristo. Podemos contribuir al crédito o al descrédito del Maestro al que pertenecemos y tratamos de servir. La gloria de Cristo está en los creyentes que han aprendido a resistir, a conquistar y a brillar como luminarias en el mundo. “El optimista tiene siempre un proyecto; el pesimista, una excusa”. En Antioquía se necesitaba un hombre valiente, porque esta era una ciudad hostil; Antioquía no era un lugar fácil para un líder cristiano; tenía que ser un hombre lleno de Dios, sabio y hábil para resistir los ataques de los judíos legalistas y de los paganos idólatras e incrédulos. Bernabé era una figura prominente y respetada de la iglesia en Jerusalén. Nadie era más apropiado que Bernabé para investigar los que estaba ocurriendo entre estos “ciprios y cirenences”. Periódicamente, los judíos habían sido reubicados en los siglos precedentes, y establecieron centros de culto y enseñanza a fin de mantener su identidad religiosa y cultural. El trabajo misionero fuera de Jerusalén se realizó al principio exclusivamente en las sinagogas de la diáspora. Imagínese lo difícil que era para un judío admitir (aceptar) en su sinagoga la presencia de gentiles paganos e incircuncisos, mientras se estudiaban los rollos de la ley. Pero Bernabé logró que los conversos tantos judíos como gentiles se sentaran juntos a escuchar la Palabra. Bernabé necesitaba un maestro y el maestro estaba en Tarso, así que viajó a Tarso y trajo a Pablo para que le ayudara con el ministerio de enseñanza. Esto es lo que muchos pastores no entienden que para consolidar a una Iglesia se necesita de buenos maestros. No están dispuestos a sacrificar nada para que la Iglesia crezca y se desarrolle. ¿Qué cantidad de tiempo y recursos tuvo que emplear Bernabé para ir a Tarso y luego regresar con Pablo? Traer a Pablo a Antioquía significó convertir esta ciudad en una plataforma para las misiones a los gentiles. ¡Amén!
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