“El que camina en justicia y habla lo recto; el que aborrece la ganancia de violencias, el que sacude sus manos para no recibir cohecho, el que tapa sus oídos para no oír propuestas sanguinarias; el que cierra sus ojos para no ver cosa mala; éste habitará en las alturas; fortaleza de rocas será su lugar de refugio; se le dará su pan, y sus aguas serán seguras. Tus ojos verán al Rey en su hermosura; verán la tierra que está lejos”. (Isaías 33:15-17). Los sentidos son avenidas para la entrada del pecado. “Pero temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo” (2 Corintio 11:3). La historia de Eva refleja muy bien el tipo de peligro que corremos, si permitimos que nuestros pensamientos sean desviados. Estamos en peligro de ser seducidos por agentes de Satanás que presentan un evangelio extraños, distinto al que enseña la Biblia. Siempre existe la tentación de querer desertar del camino del Señor. Ten cuidados con la atracción de lo hermoso y lo prohibido, y el engaño de fuerzas extrañas y tenebrosas que penetran los sentidos y llevan a los incautos a la corrupción. Evita aceptar enseñanzas o predicaciones falsas del evangelio; distorsionar o corromper la enseñanza del Espíritu; o aceptar un evangelio equivocado. Hay quienes están predicando su propia versión del evangelio y muchos son los que están alucinados (embelesados) con ellos. “Y todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia, porque es niño; pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal” (Hebreos 5:13-14). Debemos adiestrar nuestra conciencia, nuestros sentidos, nuestra mente y nuestro cuerpo a fin de poder distinguir lo bueno de lo malo. ¿Es usted capaz de reconocer a la serpiente antes de caer en su trampa? ¿Puede usted distinguir entre el correcto uso de las Escrituras y el errado? Nuestra capacidad de comprensión de las cosas profundas de Dios (alimento sólido) está determinada por nuestro crecimiento espiritual. Con frecuencia queremos participar del banquete de Dios antes de estar en condiciones para digerirlo. A medida que usted crece en el Señor y pone en práctica lo que ha aprendido, también aumentará su capacidad de comprensión. “Jehová, ¿quién habitará en tu tabernáculo? ¿Quién morará en tu monte santo?” (Salmos 15:1). ¿Qué clase de huéspedes desea Dios tener en su casa? Los que son moralmente rectos, éstos habitarán en las alturas (en Su presencia). Existen requisitos para habitar en la presencia de Dios. “Así dijo Jehová: Guardad derecho, y haced justicia; porque cercana está mi salvación para venir, y mi justicia para manifestarse” (Isaías 56:1). Regresemos al camino de justicia como una preparación necesaria para la venida de Cristo. “Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios” (Miqueas 6:8). Dios quiere cambiar nuestras vidas. Quiere que su pueblo sea justo, recto, misericordioso y humilde. “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional” (Romano 12:1). Dios desea que nos ofrezcamos a nosotros mismos en sacrificio vivo. Dios tiene planes buenos, agradables y perfectos para sus hijos. Él quiere transformarnos en un pueblo con una mente renovada, vivos para honrarle y obedecerle. Debido a que El solo quiere lo mejor para nosotros y por haber dado a su Hijo para que tengamos vida nueva, deberíamos ofrecernos con gozo en sacrificio vivo para su servicio. ¡Amén!
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