“Para que Satanás no saque ventaja alguna sobre nosotros, pues no ignoramos sus maquinaciones (νόημα)” (2 Corintios 2:11). Nosotros estamos llamados a enfrentar los pensamientos, los propósitos y las maquinaciones de Satanás. La palabra “enfrentar” significa “actuar en oposición a, impedir, o frustrar. “Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno” (1 Juan 5:19). Los creyentes han sido liberados del pecado y del poder del príncipe de la potestad del aire pero el resto del mundo permanece bajo su poder. “Sed sobrios y velad, porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar” (1 Pedro 5:8). Este cuadro ilustra las tácticas de terror que Satanás utiliza. “Y esto no es sorprendente, porque el mismo Satanás se disfraza de ángel de luz. Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan de ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras” (2 Corintios 11:14-15). Satanás no solo utiliza el terror para mantener a las personas bajo su control, sino que también utiliza su astucia para seducir a las personas de una manera más sutil y secreta. Sus actividades son diversas en el mundo, pero siempre están dirigidas en contra de Dios. Satanás se opone al plan y al propósito redentor de Dios realizado a través de Jesucristo. “Muchos engañadores han salido por el mundo, que no confiesan que Jesucristo ha venido en carne. Quien esto hace es el engañador y el anticristo (2 Juan 7). Satanás está totalmente opuesto a la obra del Espíritu Santo en el mundo. Uno de los propósitos del Espíritu Santo es guiar a los hombres y mujeres al conocimiento de la Palabra de Dios pero Satanás trata de evitarlo. “Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios” (2 Corintios 4:3-4). Satanás aflige y tienta a los creyentes como lo hizo con Job. “Por eso también yo, no pudiendo soportar más, envié para informarme de vuestra fe, pues temía que os hubiera tentado el tentador y que nuestro trabajo hubiera resultado en vano” (1 Tesalonicenses 3:5). Su especialidad es matar, hurtar y destruir para realizar su obra tiene un sistema muy bien estructurado (Efesios 6:10-18). No solo combate, sino que también acusa y calumnia a los creyentes: “Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama Diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero. Fue arrojado a la tierra y sus ángeles fueron arrojados con él. Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder y el reino de nuestro Dios y la autoridad de su Cristo, porque ha sido expulsado el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche” (Apocalipsis 12:9-10). Además siembra toda clase de dudas en los corazones. Satanás accede al alma y al espíritu a través de la carne y de los sentidos. Eva “Vio (Vista) que el árbol era bueno para comer (Gusto), y que era agradable a los ojos, y un árbol “codiciable” para alcanzar la sabiduría”, ella tomó de él y le dio también a su marido (Génesis 3:6). Satanás usó los sentidos humanos y los deseos para tener acceso al alma de Eva y a su espíritu. Si Satanás no puede “cegar tu mente” y apartarte de la verdad del Evangelio, entonces tratará de mantenerte atado a la carne. Los deseos carnales combaten contra el alma: “...que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma” (1 Pedro 2:11). Satanás usa la carne para afectar la mente: “Pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros” (Romanos 7:23). “Mis miembros” se refiere a la carne. Satanás usa la carne para afectar al espíritu: “Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios” (2 Corintios 7:1). Satanás usa la carne para que coseches corrupción (podredumbre, perversión) en tu vida: “Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción” (Gálatas 6:8). En Efesios 4 donde Pablo trata con los pecados de la carne en el contexto del viejo hombre él dice: “Ni deis lugar al diablo” (Efesios 4:27). Esta advertencia significa que cuando pecamos, le damos lugar (derecho) a Satanás en nuestras vidas. Cuando Satanás posee a una persona él toma control parcial del cuerpo, alma, y espíritu. La conducta y los pensamientos de esa persona están bajo su influencia. Lo que sigue después es la enajenación del individuo. El mundo, la carne y el diablo combinan sus fuerzas para combatir a los creyentes. Cada una de esta fuerza puede operar de forma independiente, pero frecuentemente se combinan para atacar a los creyentes. Satanás usa al mundo, con sus ilusiones, encantos, filosofías, y sistemas mundanos, para ganar acceso a la carne. Usa la carne para ganar acceso al alma, a la mente y al espíritu. “Por lo tanto, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios que presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro verdadero culto. No os conforméis a este mundo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál es la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta” (Romanos 12:1-2). Amados hermanos tomemos todas las armaduras de Dios para que podamos resistir y vencer a estas fuerzas del mal. Entremos cada día en una mayor intimidad con nuestro Señor Jesucristo porque si somos de Cristo nadie nos arrebatará de Sus manos. Si estamos en Cristo y somos guiados por el Espíritu Santo ninguna de estas fuerzas nos podrá separar del amor de Dios. ¡Amén!
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