agosto 23, 2011

La primicia de Su venida

“Pero luego que todas las cosas le estén sujetas, entonces también el Hijo mismo se sujetará al que le sujetó a él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos” (1 Corintio 15:28). La manifestación gloriosa de Jesús ha sido el objeto de nuestra esperanza. Si en la resurrección y ascensión Jesús fue entronizado, Su dominio aún no se ha manifestado plenamente. La parusía del Señor es la que nos conduce a la plena realización de la salvación, cuyo fundamento está en la victoria que Jesús ya obtuvo. Jesús es la primicia de la resurrección, luego lo que son de Cristo, en su venida. La venida o parusía de Cristo significa la destrucción de todas las potencias enemigas de Dios, incluida la muerte. En la parusía todo queda sometido a Cristo, es entonces cuando su dominio sobre el mundo se hace una realidad. La responsabilidad de Jesús es derrotar a los poderes malignos, luego él se sujetará al Padre. “Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz” (Colosenses 2:13-15). Jesús primero derrotó a los principados y potestades, al pecado y a la muerte en la cruz, y en Su parusía encerrará a Satanás en el abismo y destruirá todo el mal que hay en los cielos y en la tierra. “Vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo, y una gran cadena en la mano.  Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años; y lo arrojó al abismo, y lo encerró, y puso su sello sobre él, para que no engañase más a las naciones, hasta que fuesen cumplidos mil años; y después de esto debe ser desatado por un poco de tiempo” (Apocalipsis 20:1-3). Al dragón le es imposible evitar que lo arrojen al abismo. Jesús por medio de la cruz, despojó a los principados y a las potestades de su dominio y autoridad. Jesús los conquistó para siempre. La maldad del hombre, la injusticia y los acontecimientos mundiales parece que están fuera de control pero Dios controla los sucesos y acontecimientos de la historia. Dios permite  que Satanás realice sus planes por un poco de tiempo hasta la venida de Jesús por segunda vez a la tierra. Con su pleno dominio sobre la creación, Dios será “todo en todas las cosas”. “Por lo cual alegraos, cielos, y los que moráis en ellos. ¡Ay de los moradores de la tierra y del mar! porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo” (Apocalipsis 12.12). La resurrección de Cristo es la primicia, a partir de la cual se hace realidad la resurrección de todos los que son de Cristo. La meta y la consumación de la historia tendrán lugar cuando el reino sea entregado a Dios, cuando la creación sea completamente libre de todas las fuerzas malignas. Esto no significa que Cristo dejará de reinar; Su reino es un reino eterno. Jesús viene como rey y señor de la creación, preparémonos para ese día. La meta del pacto, y el cumplimiento de  la promesa de Dios, ahora están por ocurrir. ¡Amén!
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