octubre 29, 2011

El juicio de nuestras obras

“Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala” (Eclesiastés 12:14). Quienes carezcan de propósito y dirección en la vida deben respetar a Dios y seguir sus principios para la vida. Los que piensan que la vida es injusta deben recordar que Dios analizará la vida de cada persona para determinar su destino final. Sin importar los misterios y las aparentes contradicciones de la vida, debemos trabajar con el fin de cumplir nuestro único propósito; “conocer a Dios”. Podemos disfrutar de la vida pero esto no nos exime de la responsabilidad de obedecer a Dios. El significado y propósito de la vida no se encuentra en los logros humanos. Reconocer la maldad, necedad e injusticia de la vida, lejos de llevarnos a ser personas pesimistas; debe llevarnos a mantener una actitud positiva y una fe sólida en Dios porque nuestro futuro y destino está seguro en Dios. El juicio de Dios es inevitable, es un juicio que incluirá a cada persona, cada acción, pública o privada, buena o mala. El sentido de la vida debemos encontrarlo en Dios, es él quien finalmente ha de juzgar nuestra vida. No hay nada que escape al escrutinio de Dios, ni siquiera los secretos ocultos de nuestro corazón. “Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará” (1 Corintios 3:11-13). El fundamento de nuestras vidas es Jesucristo,  Él es nuestra razón de ser. ¿Está usted edificando su vida en el único fundamento real y duradero o está edificando en un fundamento falso como la riqueza o el éxito mediático? Construir sobre nuestro fundamento con materiales resistentes equivale a enseñar una sana doctrina, vivir siendo fieles a la verdad y conducir a los conversos a la madurez espiritual. Construir con materiales perecederos equivale a impartir enseñanzas inadecuadas y superficiales, o comprometer la verdad con un estilo de vida que la contradice, o que falla a la hora de ponerla en práctica. “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos” (Mateo 5:16). Las Bienaventuranzas describen el carácter esencial de los ciudadanos del reino, y esta metáfora indica la influencia ejercida por el creyente sobre la sociedad a medida en que  entra en contacto con ella. “Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo” (2 Corintios 5:10). La vida eterna es un don gratuito, somos salvos por gracia por medio de la fe en Dios y en Jesucristo nuestro Señor. Sin embargo cada uno de nosotros será juzgado por Cristo. “Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras” (Mateo 16:27). Su destino eterno está seguro por la fe en Cristo, pero Jesús analizará la forma como usted empleó sus dones, y oportunidades y como asumió sus responsabilidades, a fin de determinar las recompensas celestiales que recibirá. En el juicio, Dios salvará a los rectos y condenará a los que no lo son. “De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí” (Romanos 14:12). Muchas veces basamos nuestros juicios morales en opiniones, aversiones personales y prejuicios antes que en la Palabra de Dios. Cuando hacemos esto, simplemente estamos mostrando la debilidad de nuestra fe. ¡Amén!
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