octubre 12, 2014

La provisión de Dios

Las promesas divinas nos dan a conocer lo que constituye la buena voluntad de Dios, por medio de ellas Dios te concede las riquezas de Su gracia. Las promesas son el testimonio externo de su corazón. En la persona y obra de su Hijo, Dios ha hecho una provisión completa para tu salvación, tanto en el presente como para la eternidad. Por medio de ellas Dios te da un conocimiento espiritual, claro y verdadero de Su Palabra. El Señor pone delante de ti las maravillosas promesas esparcidas en todas las Escrituras como las estrellas en el cielo. Las promesas de Dios están esparcidas en el firmamento de Su gracia; Para que tu reciba la seguridad de Dios y tenga una comunión real con Él. Las promesas divinas son declaraciones de Dios. "¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán grande es la suma de ellos!" (Salmo 139:17) Las promesas divinas son "preciosas y grandísimas". Dios abre Su boca para revelarte Su corazón, y lo hace de una manera digna. Sólo los que tienen un corazón renovado pueden saborear Su inefable belleza, y decir con David: "Cuán dulces son a mi paladar tus palabras, más que la miel a mi boca" (Salmo 119:103).
Las Promesas están disponibles sólo para aquellos que son de Cristo. "Porque todas las promesas del Señor Jesús son en él..." (2ª Corintios 1:20). Las promesas de Dios son entregadas al Señor Jesús y transmitidas a los santos a través de Él. "Y ésta es la promesa que Él nos hizo, la vida eterna." (1ª Juan 2:25), "Y esta vida está en su Hijo" (5:11). Una persona que no está en contacto con Jesús no recibe el favor de Dios, "sin Cristo", " tu está excluidos de la ciudadanía de Israel, y ...de los pactos de la promesa, está sin esperanza y sin Dios en el mundo" (Efesios 2:12). Sólo los hijos de Dios son "los hijos de la promesa" (Romanos 9:8). Nos beneficiamos de la Palabra, cuando trabajamos para hacer nuestras las promesas de Dios. Es sorprendente la cantidad de promesas que hay en las Escrituras, de las que usted no tiene la menor idea. Si quiere recibir consuelo y fuerza debe penetrar el corazón de las promesas de Dios por medio de la fe en Jesús. "El alma de lo diligentes será prosperada" (Proverbios 13:4). Tu debe atesorar en tu mente las promesas de Dios, para esos momentos de aflicción. Nos beneficiamos cuando reconocemos el alcance de las promesas de Dios. "La piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente y de la venidera" (1ª Timoteo 4:8). Si tú andas «en integridad» estás autorizado para apropiarte de la promesa y el Señor te dará "gracia y gloria y  todo el bien" que requieras de Él. "Dios suplirá todas tus necesidades" (Filipenses 4:19). ¡Amén!

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