julio 30, 2014

El error de los inicuos


(2 Pedro 3:17-18)

“Así que vosotros, oh amados, sabiéndolo de antemano, guardaos, no sea que arrastrados por el error de los inicuos, caigáis de vuestra firmeza. Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad.”  La palabra inicuo expresa aquello que es injusto y que carece absolutamente de equidad. Un inicuo es una persona malvada y cruel. En el malvado normalmente no hay moral, no hay bondad, no hay misericordia, no hay afecto por nada ni nadie. En todas sus acciones predomina la crueldad. El inicuo aun teniendo conocimiento de lo que es malo persiste en hacerlo y se deleita en hacerlo.
Los cristianos verdaderos esperan cielos nuevos y una nueva tierra; libres de la vanidad a la que están sujetas las cosas presentes, y del pecado con que están contaminadas. Dios exige que los creyentes estén revestidos de Cristo y santificado por el Espíritu Santo para ser admitidos en Su reino. Los creyentes debemos desconocer, rechazar y aborrecer todas aquellas opiniones y pensamientos de hombres que no concuerden con las Escrituras, ni sean aprobados por ella.
Pedro deja de ocuparse de los necios que han tergiversado las Escrituras, y se dirige a sus lectores, a quienes trata de proteger de esos errores.  Los creyentes habían sido bien instruidos y conocían de antemano las engañosas enseñanzas de los falsos maestros; por lo tanto, no deberían tener nada que temer. Somos responsables de nuestra propia seguridad, y además tenemos que mantenernos vigilante durante la lucha espiritual. Sobre la base de la doctrina de la segunda venida de Cristo se nos exhorta a la pureza y la piedad. Este es el efecto del verdadero conocimiento. Se requiere una santidad cada vez más exacta y espiritual. Esforcémonos por conocer más clara y plenamente a Cristo; conocerle para ser cada vez más como Él.
“Velad, estad firmes en la fe; portaos varonilmente, y esforzaos” (1 Corintios 16:13). El cristiano siempre corre peligro, por tanto, siempre debe estar alerta. Debe estar firme en la fe del evangelio sin abandonarla, ni renunciar jamás a ella. Los cristianos deben cuidar que el amor no sólo reine en sus corazones, sino brille en sus vidas. Hay una gran diferencia entre la firmeza cristiana y el activismo febril de los inicuos. Muchos son cristianos de nombre, porque no aman a Cristo Jesús, el Señor, con sinceridad. Los tales están separados del pueblo de Dios y del favor de Dios. Los que no aman al Señor Jesucristo deben perecer sin remedio. Los hombres y mujeres de Dios debemos tener sinceros deseos por nuestra salvación y redención, una profunda gratitud por la misericordia que hemos recibidos de Dios, y mantenernos en obediencia constante a Sus mandamientos.
El verdadero cristiano tiene un  fundamento firme y no debe abandonarlo a cambio de una libertad imaginaria ofrecida por estos maestros licenciosos.  Hemos  progresado mucho en la vida cristiana, sin embargo, debemos continuar creciendo espiritualmente; en la gracia y en el conocimiento de Cristo (la gracia de la cual él es el autor y el conocimiento del cual Cristo es el objeto). Si nos mantenemos creciendo resistiremos las dificultades, y nos mantendremos siempre activos. La gracia es una de las esferas en las que debemos crecer como cristiano; debemos tener una  experiencia personal, ser lleno de la gracia y de la gloria de Jesucristo. Además, debemos crecer y tener un conocimiento particular, el conocimiento que hace que nos relacionemos  plenamente con la persona, la misión, la obra y el poder de Jesucristo.  “Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros, por la gracia de Dios que os fue dada en Cristo Jesús; porque en todas las cosas fuisteis enriquecidos en él, en toda palabra y en toda ciencia” (1 Corintios 1:4-5). Dios alienta a la iglesia mencionando primero las cosas buenas, y así prepara el camino para las advertencias y los reproches que son necesarios. Si se presta atención a éstos, como en el caso de la iglesia de Corinto, el resultado será crecimiento y bendiciones espirituales.
Dios nos ha  bendecidos grandemente; nos ha rescatados de la corrupción  en que vivíamos; nos ha levantados del abismo del pecado, nos ha dado abundante dones espirituales para que no les faltara “ningún don.”De modo que se nos ha concedido una provisión abundante, superior a nuestras necesidades, para que no haya excusa. El cristiano es una persona que ha sido advertida. Es decir, no puede alegar ignorancia. Sabe cuál es el verdadero camino y sus recompensas; conoce el camino erróneo y sus desastres.  Ser advertido es estar prevenido; pero es también una responsabilidad, porque el que conoce el bien y hace lo malo merece doble condenación. El cristiano es una persona con una vida en desarrollo. La inflexibilidad de la vida cristiana no es la rigidez de la muerte.  El cristiano tiene que experimentar diariamente la maravilla de la gracia, y crecer en los dones que esa gracia puede producir; y debe penetrar diariamente más y más en Jesucristo. Un gran edificio tiene que tener un fundamento firme y sólido para elevarse en el aire; y sólo cuando tiene raíces profundas puede un gran árbol remontarse con sus ramas hacia el cielo. La vida cristiana es al mismo tiempo una vida con un fundamento firme y con un crecimiento constante hacia fuera y hacia arriba.” Los que esperan la venida de nuestro Señor Jesucristo, serán sostenidos por Él hasta el final. Satanás siempre se ha propuesto estimular la discordia entre los cristianos, como uno de sus principales ingenios contra el evangelio. ¡Amén!

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