(Isaías 63:09-10)
“En toda angustia de ellos él fue angustiado, y el
ángel de su faz los salvó; en su amor y en su clemencia los redimió, y los
trajo, y los levantó todos los días de la antigüedad. Mas ellos fueron
rebeldes, e hicieron enojar su santo espíritu; por lo cual se les volvió
enemigo, y él mismo peleó contra ellos”. La Intervención de Dios a tu favor, es una expresión de su bondad, gracia, y amor. No
haga enojar al Espíritu Santo ni intente impedir voluntariamente
su dirección. No desobedezca ni te rebele contra Dios. En las múltiples crisis que enfrentamos en la vida,
a veces alzamos nuestros ojos a Dios anhelando su presencia. Buscamos una
respuesta o una solución a la crisis porque sabemos que Dios tiene el poder para
cambiar la situación. Ignoramos que
la presencia de Dios en nuestras vidas es permanente y que además Dios ha prometido
responder a nuestras necesidades o crisis aún antes de que oremos. Su presencia
es de gran bendición para cada uno de nosotros. Dios no se esconde de nosotros,
siempre está disponible para escuchar nuestras plegarias. Podemos regocijarnos al
saber que Dios nos ama, nos escucha y nos socorre. Dios nos mira desde la
morada de Su santidad por eso esperamos con anhelo que se manifieste Su celo, Su
poderío y compasión a favor de Sus redimidos. Dios no permanecerá oculto en su
santa morada. Él romperá el silencio y Su presencia se hará real en tu vida.
Entonces comprenderá que Dios no te ha negado su amor.
“Y este será mi pacto con ellos, dijo Jehová: El
Espíritu mío que está sobre ti, y mis palabras que puse en tu boca, no faltarán
de tu boca, ni de la boca de tus hijos, ni de la boca de los hijos de tus
hijos, dijo Jehová, desde ahora y para siempre” (Isaías 59:21). Cuando el Espíritu Santo habita en su pueblo, este
cambia. Sus deseos anteriores ya no los seducen, ahora su meta principal es la
de agradar a Dios. Quienes caminan en el Espíritu son capaces de responder a la
voluntad de Dios y distinguir entre el bien y el mal. Se nos ha dado por el Espíritu el
discernimiento debido a que el Espíritu Santo mora en nosotros. Es Su persona
la que nos permite captar el mensaje espiritual, reconocer la presencia de
Cristo en nuestro corazón y además tener muchas otras experiencias
espirituales. Muchos cristianos están tan preocupados por el futuro inmediato que
no pueden dedicarse a vivir para el Señor y ejercer una influencia poderosa en
el presente. Cristo vino y cumplió su misión en la tierra. Nos dejó con la
responsabilidad de llevar su mensaje a todos los que no han tenido la
oportunidad de escuchar y aceptarlo. Esto es un desafío que nos mantendrá
ocupados hasta que él venga por segunda vez. Aunque las tinieblas espirituales
perduran en algunas partes, la luz de Cristo ha llegado a los lugares más recónditos
del mundo. Tenemos el deber de seguir llevando esta luz hasta que Cristo venga
otra vez. Es una época propicia para ver brillar la luz de Dios en el mundo.
El profeta tiene la capacidad de inspirarnos para
darnos las enseñanzas espirituales que necesitamos. Nos inspira para que
tengamos los valores espirituales por encima de los valores materiales, y para
reconocer que Dios está llevando a cabo su propósito en el mundo y entre nosotros.
La Biblia está llena de promesas, y nos conmueve
leerlas y meditar en su significado. Es como un tesoro en una bóveda. Si no
abrimos la bóveda para mirar dentro, no vamos a ver ni a darnos cuenta del gran
tesoro que hay allí. Cada persona necesita escuchar el mensaje de redención y
responder a él con un corazón abierto. Lo que debemos hacer es regocijarnos por
las maravillas que Dios ha hecho en nuestro medio, y buscar como compartir
nuestro testimonio con los que no conocen a Cristo para que puedan llegar a
tener la experiencia que nosotros hemos tenidos. A veces nos hace falta
sentarnos y meditar en la grandeza de Dios y en las obras de sus manos. Nos
conviene reconocer las maravillas que él ha hecho. Nos conviene meditar en
Dios. Isaías había vivido experiencias muy variadas durante su vida y su
ministerio, y por eso tuvo la capacidad de repasar la historia y ver las
maravillas que Dios había hecho en su medio. La variedad de bendiciones
espirituales indudablemente son para los que vienen y oyen el llamado de
Jehovah. Si responde al llamado del Espíritu tendrá experiencias espirituales
con Dios que nunca ha tenido, y esto traerá una alegría perdurable a tu vida.
La descripción de las obras de la carne y de los frutos del Espíritu nos
enseña los qué debemos evitar y resistir y además los qué debemos desear y
cultivar. Los deseos, las pasiones, los apetitos y nuestro temperamento deben
ser gobernados por la nueva naturaleza que hemos recibidos de Dios. La obra del
Espíritu en nuestras vidas es grata para Dios, benéficas para nuestros hermanos,
y buena para cada uno de nosotros. Tenemos vida eterna por la obra del Espíritu
Santo en nosotros, vivamos la nueva vida por el poder del mismo Espíritu. Dios
no quiere que los cristianos sean unos vanidosos o engreídos jactanciosos. Uno
nunca conoce los problemas o las tentaciones del corazón de otra persona sino
ha estado en su piel. Nunca deberíamos pensar que sobrellevar las cargas de los
otros está por debajo de nuestra dignidad. ¡Amén!
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