(Daniel 11:33-34)
“Y los sabios del pueblo instruirán a muchos; y por algunos días caerán
a espada y a fuego, en cautividad y despojo. Y en su caída serán ayudados de
pequeño socorro; y muchos se juntarán a ellos con lisonjas”. Daniel ocupa un
lugar alto en la galería de los siervos notables de Dios. Nacido de un linaje
real, y aún así llevado en cautiverio cuando sólo era un adolescente, Daniel determinó
permanecer fiel a Dios en la tierra de su cautiverio. Incluso con un gran costo
personal, Daniel se pasó la vida entera aconsejando a sus captores con una
sabiduría poco común. Dios lo escogió como siervo suyo para que registrara algunos
de los hechos significativos del cautiverio relacionados con el futuro. Como
anciano, habiendo sido fiel a Dios a lo largo de su vida, Dios le asegura a
Daniel que resucitará y recibirá su porción en el reino eterno de Dios.
Daniel sabía cómo orar. Había leído las palabras de Dios y había creído
en ellas. Cuando oraba, ayunaba, confesaba sus pecados y suplicaba a Dios que
le revelara su voluntad. Oraba con una entrega completa a Dios y era totalmente
receptivo a lo que Dios le dijera. Cuando usted ora, ¿le habla a Dios con
franqueza? Examine su actitud. Hable a Dios franca y sinceramente.
La fidelidad a Dios tiene una rica recompensa, no necesariamente en esta
vida, pero con certeza en la vida venidera. Sería un error leer la Biblia como
una historia seca y no captar lo emotivo que hay en ella. Dios había enviado a
muchos profetas para que hablaran a Su pueblo, pero sus mensajes cayeron en el
vacío. La verdad era demasiado dolorosa para escucharla. Dios todavía nos habla
con claridad y precisión por medio de la Biblia, y además a través de predicadores,
maestros y amigos que se interesan en nosotros. Dios tiene tantas formas de
cómo librar a su pueblo que uno ni se imagina.
Algunas veces la verdad hiere, y preferimos las falsedades dulces. Si
usted no está dispuesto a escuchar la Palabra de Dios, pregúntese si está
tratando de evitar un cambio doloroso. No se acomode a una mentira dulce que lo
puede llevar a un juicio severo. Aceptar la verdad por dolorosa que sea siempre
es saludable. Dios todavía utiliza las circunstancias, a otras personas y, lo
que es más importante utiliza, la Biblia para que regresemos a Él. ¿Qué tiene que
hacer Dios para que usted lo escuche? La aflicción tiene la intención de hacer
que su pueblo se volviera a él. Cuando nos enfrentemos a circunstancias difíciles,
debemos preguntarnos si Dios tiene algún motivo para castigarnos. Dios es
misericordioso incluso con aquellos que son rebeldes, si confiesan sus pecados y
regresan a él. No permita que la desobediencia le impida regresar a Dios. Él lo
está esperando con los brazos abiertos. La persona que confía en Dios y le
obedece es intocable hasta que Dios lo decida.
La traición y el engaño son armas que aquellos que codician el poder las
utilizan para colocarse por encima de los demás. Sin embargo, cuando dos
codiciosos se enfrentan, el juego se convierte en un proceso autodestructivo. El
mundo está lleno de discordias y violencias, que provienen de las concupiscencias
de los hombres. Todos los cambios y las revoluciones de estados y reinos, y
todo los sucesos, están plena y perfectamente previstos por Dios. Solo Dios
tiene el poder y el control absoluto en sus manos.
Los momentos de prueba nos recuerdan nuestra debilidad e incapacidad
para enfrentar dificultades. En esos momentos buscamos respuestas, liderazgo,
dirección clara. Cuando viene la prueba, la Palabra de Dios interesa incluso a
quienes en tiempos mejores nunca la mirarían. Los creyentes debemos entonces
prepararnos para aprovechar las oportunidades de hablar de la Palabra de Dios en
tiempos de necesidad. También debemos prepararnos para la persecución y el
rechazo si enseñamos y predicamos las Palabras.
El mensajero enviado por Dios describe un tiempo de prueba cuando
incluso los creyentes dotados pueden tropezar. Esto puede significar (1) caer
en pecado, (2) volverse temeroso y perder la fe, (3) por error seguir una
enseñanza equivocada, o (4) experimentar un sufrimiento severo y el martirio.
Si resistimos y perseveramos en la fe, esta experiencia sólo nos refinará y nos
hará más puros. ¿Está usted pasando por tribulaciones? Reconózcalas como
oportunidades por medio de las cuales Dios lo puede refinar.
Las palabras de Dios no caerá al suelo; infaliblemente sucederá lo que Dios
ha decretado, lo que Él ha designado y declarado. Los hombres luchan unos
contra otros, vencen y son vencidos, engañan y son engañados; pero los que
conocen a Dios confían en Él, quien los capacita para resistir, llevar su cruz
y soportar el conflicto.
El poder y la justicia de Dios prevalecerán, jamás
debemos darnos por vencidos ni perder las esperanzas, por poderosos que
parezcan nuestros enemigos de Dios. Aunque Dios permita que haya un poco más de
tribulación de lo esperado, el destino de sus hijos es poseer el reino y vivir
con Él para siempre. Vuélvase de su pecado, pida a Dios que lo perdone y
comience a vivir de acuerdo a Sus normas de justicia. ¡Amén!
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