julio 09, 2014

דָּרַשׁ [darash]

(Deuteronomio 4:29)

“Más si desde allí buscares a Jehová tú Dios, lo hallarás, si lo buscares de todo tu corazón y de toda tu alma”. Nosotros deberíamos estar conscientes y recordar por nuestras experiencias las bendiciones que se reciben al seguir al Señor. Las advertencias de Dios no son palabras vacías. No hay quien descarte la Palabra con impunidad. Moisés conocía demasiado bien la tendencia natural del corazón humano, así que exhortó al pueblo encarecidamente para que prestara  cuidado a la bondad de Dios y no tentara al Señor. Tentar al Señor puede ser fatal para nosotros. Anímate a obedecer a Dios; fundamenta tu esperanza no sólo en lo que Dios ha hecho en ti en el pasado, sino en lo que está por hacer en el futuro. Quienes invocan a Dios lo hallarán. Recordemos los beneficios y las ventajas de la obediencia; nuestra prosperidad dependerá de nuestra piedad.
Las aflicciones nos estimulan a buscar a Dios, por la gracia que obra en nosotros. Pero cuando las personas ignoran los mandatos de Dios, surgen consecuencias negativas inevitables. No basta con conocer la Palabra de Dios ni aun creerla. Debemos seguirla y aplicarla a las actividades y decisiones de la vida diaria. ¿Es su fe genuina y sincera, o está apoyada en la conveniencia, la comodidad y la disponibilidad? Las personas que tienen deseos egoístas a menudo buscan cumplirlos mediante métodos despiadados.
Cuando buscamos a Dios con un nivel de intensidad superior a lo ordinario, suceden cosas extraordinarias y trascendentes. La palabra “buscar”, junto con la frase “de todo corazón”, sugiere un fervor casi vehemente. El vocablo hebreo darash (buscar), se refiere a la persecución de un objetivo deseado; esto significa (implica) diligencia en el proceso. “Vino el Espíritu de Dios sobre Azarías hijo de Obed, y salió al encuentro de Asa, y le dijo: Oídme, Asa y todo Judá y Benjamín: Jehová estará con vosotros, si vosotros estuviereis con él; y si le buscareis (darash), será hallado de vosotros; más si le dejareis, él también os dejará” (2 Crónicas 15:1-2). Cuando usted tenga que tomar decisiones difíciles, asegúrese de que la impaciencia no le lleve a realizar algo que vaya en contra de la voluntad de Dios. Cuando usted sepa lo que Dios quiere, siga el plan de Dios a pesar de las circunstancias. Dios no se intimida nunca por el tamaño del enemigo o por la complejidad de un problema.
 A Dios se le puede conocer y, Él quiere que lo conozcan, pero tenemos que querer conocerlo. “Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan” (Hebreo 11:6). No debemos conformarnos con un simple conocimiento de la existencia de Dios. Porque de esta manera es imposible estar a la altura de los requerimientos de Dios si nuestra búsqueda de él es tan solo para satisfacer nuestra curiosidad intelectual. Creer que Dios existe es el fundamento a partir del cual comienza a desarrollarse la fe. Cualquiera que se acerca a Dios debe creer que él existe, que él es galardonador de los que le buscan y confiar en que sus promesas serán cumplidas.“Buscar” a Dios es esforzarnos por entender cada día más su carácter y su voluntad. Es necesario tener un deseo ferviente de entender a Dios y de llegar a ser como Cristo. “Mi amado habló, y me dijo: Levántate, oh amiga mía, hermosa mía, y ven” (Cantares 2:10).
La dureza de corazón es el gran enemigo del amor a Cristo, ya que todo depende de nuestra receptividad a su llamamiento. A menudo las "pequeñas zorras" son las que causan los mayores problemas en nuestra vida espiritual y en nuestra relación con Dios. El Señor quiere sacar de la cama a su Iglesia con expresiones cargadas de ternura y pasión: amada mía y hermosa mía. Cristo quiere estimularte para que te levante, porque él quiere pasar tiempo contigo.Hay entusiasmo y fervor en el llamamiento del Señor, por eso su invitación es enfática, según lo indica el uso del imperativo en hebreo y los pronombres que los siguen: levántate y sal.
 Es lamentable cuando somos indiferentes al llamamiento del Señor y de repente perdemos Su presencia: “Por las noches busqué en mi lecho al que ama mi alma; lo busqué, y no lo hallé”. Cuando estamos desilusionados porque no sentimos la presencia de Cristo, es cuando finalmente decidimos levantarnos y salir a buscarlo. Pero es también en ese momento cuando comienzan las pesadillas. Hermanos sin la presencia de Cristo somos vulnerables y seremos atacados sin misericordia por Satanás y los demonios. “Me hallaron los guardas que rondan la ciudad, y les dije: ¿Habéis visto al que ama mi alma?” No esperemos a perder Su presencia para entonces decidirnos a buscarle. ¡Amén!

3 comentarios:

  1. Ecxelente reflexión es la realidad hoy día

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  2. Es muy importante el estudio de la palabra .. ! En el principio era el.verbo ! Usar la palabra juiciosa mente ... Que lindo. !

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