“¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en
armonía!” Como cristianos necesitamos tener armonía y equilibrio físico,
mental, emocional y espiritual. El término “armonía” deriva del griego ἁρμονία (harmonía), que significa ‘acuerdo,
concordancia y éste del verbo ἁρμόζω (harmozo): ajustarse, conectarse. La armonía es
una sintonía de sentimientos, disposición y simpatía. Es la interacción entre
lo que piensas, sientes, dices y haces. El equilibrio es un estado de
estabilidad emocional y racional en el que la persona encuentras la calma y es
capaz de tomar decisiones y emitir juicios bien fundados. Cuando nuestros
pensamientos, sentimientos, palabras y acciones no están en armonía, es porque
hay en nosotros un desequilibrio.
La comunión de los creyentes es una bendición y una constante invitación
a los que están viviendo en soledad para que se unan en un cuerpo por medio del
Espíritu Santo. Necesitamos vivir en armonía y sumisión a las Escrituras y en
una completa obediencia al Señor. Cuando el creyente cumple sus propósitos (los
requisitos) para el que fue diseñado extiende su influencia espiritual hacia quienes
rodean. La armonía espiritual con los demás creyentes es un testimonio e
ilustración del ministerio que realiza el Espíritu Santo en la Iglesia. El
Consolador desciende como un perfume fragante sobre el pueblo de Dios cuando
los hermanos viven juntos y en armonía. Esto es lo que hace posible que se
difunda el aroma de nuestros testimonios al alrededor de donde habitamos.
A veces estamos cruzando el desierto, el calor es abrazador y la es noche
tenebrosa pero de repente desciende el rocíos refrescante del Espíritu Santo y nos
refresca. Ese rocíos, dice el salmista, solo desciende cuando hay unidad y
armonía en el pueblo de Dios. El rocío de Dios es algo que nos vivifica, nos refresca,
y fecunda nuestras vidas. Nadie puede medir hasta dónde llega la influencia de
los creyentes que caminan en comunión con Dios y en comunión los unos con los
otros. Los discípulos estaban juntos en armonía y paz, unidos en oración. Repentinamente
el Espíritu de Dios descendió sobre ellos en toda Su plenitud y ellos salieron
con la fragancia del Dios tres veces santo a predicar el Evangelio. Cuando hay
unidad entre los del pueblo de Dios, ellos disfrutan de la vida y de la
salvación en un sentido verdadero; y no solo esto, sino que los creyentes vienen
a ser canales por medio de los cuales la vida de Dios fluye hacia los demás.
Cuando nos sentimos agitados, incómodos, o sentimos que nos falta algo,
de modo que nos cuesta tomar decisiones racionales y serenas es porque hay un
desequilibrio en nuestra vida. Las acciones que emprendemos deberían ser un
reflejo fiel de los que pensamos. En estos tiempos [tan complicados] es
necesario ser valiente. La valentía es esa capacidad que tenemos para
enfrentarnos al peligro, las dificultades e incertidumbres o al dolor sin que
nos venza el temor ni nos desviemos del camino. Cuando estamos aterrados y
tenemos temor de hablar, o de actuar, el
valor es lo único que nos permite superar esa situación. La valentía nos
capacita para decir la verdad, aunque no le guste a la gente. No deje que el
miedo se interponga en tus caminos. Muchas veces nos da miedo confrontar al
enemigo. Nos da miedo molestar a los demás. Tenemos miedo de perder el trabajo
que tenemos. Tenemos miedo de lo que otros puedan pensar de nosotros. Tenemos
miedo de quedarnos sin dinero, etc. La única manera de vencer el miedo es a
través de la acción. Puedes meditar sobre tu miedo y pensar en él racionalmente
o intentar alejarlo pero si el miedo te impide actuar, debes reunir el valor
necesario y vencerlo en el nombre de Jesús. El Espíritu Santo te da el valor que
necesita para que pueda silenciar tu miedo; di lo que piensas, haz lo que crees
que se debe hacer, expresa tus sentimientos porque Dios está contigo en el
presente y lo estará en el futuro.
El único que hace grandes cosas cuyo resultado es positivo y duradero es
Dios. Los poderes malignos pueden imitar algunas cosas, pero los resultados siempre
serán funestos. La creación nos revela, tanto la misericordia de Dios como
también Su sabiduría. Lo que Dios hizo en el éxodo dejó un impacto duradero en
el pueblo de Israel. Así como Israel debía recordar estos hechos, notros
también debemos recordar lo que Dios ha hecho en nuestras vidas y en la
iglesia. Dios manifestó su poder para rescatar a su pueblo de la opresión por
eso tu debe tener confianza porque Dios también te rescatará a ti.
No dejamos de maravillarnos por la grandeza de Dios; el Señor lo ha creado
todo y también reina sobre todo. Nos maravillamos aun más cuando reconocemos que
a pesar de su grandeza y gloria siempre mira a los humildes y sencillos de
corazón. Dios conoce perfectamente tu corazón. Él es más fuerte que todo aquellos
te preocupas, y es él quien “preserva” la vida de Sus hijos. Dios conoce todo, se
fija y disciernes nuestras necesidades más íntimas. Dios conoce todos nuestros
proyectos, sueños, deseos, y propósitos. El Espíritu Santo nos quiere transportar
a la dimensión plena de la presencia de Dios, manifestada a través de su
omnipresencia y omnisciencia divinas. Las contradicciones de la sociedad en que
vivimos tienden a crear dudas e inseguridad en los cristianos, terribles
inhibiciones en el servicio al Señor, pavorosas huidas al desierto, agudizando la
falta de objetivos concretos en la vida. ¡Amén!
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