La Libertad es
la capacidad de la conciencia para pensar y obrar según la voluntad de la
persona humana. El estado de libertad define la situación, circunstancias o
condiciones de quien no es esclavo, ni sujeto, ni impedido por otros de forma
coercitiva. En otras palabras, la libertad es aquello que le permite al ser
humano decidir si quiere hacer algo o no. En este sentido la persona es libre,
pero también responsable de sus actos. La ética filosófica señala que la
libertad es inherente al hombre. Es también conocida como la libre
determinación, la individualidad, o la autonomía. Se nos dice que la libertad,
es poder elegir entre múltiples opciones. Existe
en el hombre una libertad real de elección como fundamento de toda su
responsabilidad moral y como presupuesto de la vida o la muerte. Desde el
relato del primer pecado se ha requerido continuamente la responsabilidad del
hombre. Los profetas amonestaron al pueblo una y otra vez a no hacer mal uso de
su libertad. La voluntad [libertad], es la facultad del hombre de elegir entre la bendición y la maldición,
entre la vida y la muerte y esto hasta el fin de su existencia. Las excusas
fatalistas son rechazadas por Dios sistemáticamente, no diga que fue Dios que
te indujo a pecar porque Dios no hace lo que odia. Dios no tienta ni induce a
nadie a pecar.
La iglesia
necesita discernimiento espiritual. Los oyentes sordos dificultan la
predicación del evangelio. –Las limitaciones de los alumnos se convierten en
limitaciones para el maestro-. Ser poco diestro denota nuestras faltas de
experiencias en las cosas espirituales. Son nuestras limitaciones las que nos
impiden “la movilidad espiritual”. Las experiencias cristianas son en un
sentido, el sabor o el placer espiritual de la bondad. Es la dulzura y la excelencia
de las verdades del evangelio las que nos provocan este placer. Ninguna lengua
puede expresar la satisfacción que recibe el alma ni la sensación que provoca
la bondad, la gracia y el amor divino.
Es evidente
que los hebreos no habían avanzado como podrían haberlo hecho. Ya se les había
enseñado, pero habían olvidado sus lecciones y necesitaban que se les enseñara
de nuevo. Esta son las mismas condiciones que existen ahora. Jóvenes y adultos
malgastan su tiempo en lo que no es esencial, no aprovechan sus oportunidades,
y necesitan aprender de nuevo los rudimentos del cristianismo. –No movilidad [libertad]
espiritual. Así como las personas se capacitan para ejercer un oficio o
profesión, Dios también desea que lleguemos a ser hábiles y experimentados en
el uso de las Escrituras. El cristiano
sostiene una relación nueva con Dios y una vida nueva en Cristo por medio del
poder del Espíritu Santo. El gozo de
esta nueva vida en Cristo puede obscurecer en nosotros la necesidad de un
crecimiento en Cristo.
El cristiano
tiene que escoger, tarde o temprano, entre el crecimiento o la decadencia. La Biblia es el manual para el
crecimiento del cristiano. Tu tiene que aceptar la Biblia seriamente, leerla y
estudiarla para comprender sus enseñanzas. La Biblia es el método más efectivo para limpiar tu
vida y cambiar tus actitudes y acciones. El Espíritu Santo te guiará, de acuerdo con
las Escrituras, y tú tiene que estar alerta a las instrucciones del Espíritu,
resistir la tentación y responder al llamado de Dios, para que viva una vida
más elevada. La madurez involucra un
desarrollo personal que produce un respeto cada vez mayor hacia uno mismo y
hacia los demás. El crecimiento en Cristo abarca una responsabilidad por el
bienestar de los demás. El cristiano necesita amar y ser amados. La madurez en
Cristo debe producir confianza y una preocupación por la transformación del
mundo, de acuerdo con la voluntad de Dios.
El cristiano,
confiando en Dios y sostenido por el Espíritu Santo, reemplazará actitudes de
derrota y futilidad por las de valor y confianza. La oración es un medio
indispensable de crecimiento hacia el ideal cristiano. En la oración, el
cristiano habla y escucha, confiesa y adora, pide y da gracias. La oración debe
ser una conversación con Dios, evitando frases y tonos artificiales. La oración
sincera cambia al suplicante y a menudo sus circunstancias (Santiago 5:16). En
el día de la aflicción nada es más oportuno que la oración. Es necesario tener
fe y esperanza en medio de las aflicciones; y la oración es el medio
establecido para obtener e incrementar esas gracias y darle movilidad al espíritu
para que pueda actual. En un momento de enfermedad no es la oración fría y
formal la que es efectiva, sino la oración de fe. La Biblia enseña la eficacia
de la oración individual y en conjunto para los que están en Cristo. La oración
extiende nuestros horizontes y pone énfasis en nuestra dependencia de Dios.
Para crecer hay que adorar. La adoración
requiere una actitud correcta hacia Dios. Incluye la participación activa del
creyente. Él tiene que preparar su mente y espíritu para la comunión con Dios.
El sincero seguidor de Cristo llega a Dios en alabanza, acción de gracias,
dedicación, confesión, fe y servicio. Como parte del cuerpo de Cristo, tiene
que participar en la adoración colectiva de la Iglesia. El
crecimiento es el resultado de la aceptación de una vida de responsabilidad en
la iglesia. El Espíritu Santo otorga talentos para que puedan usarse para el
bien común. El uso de estos talentos también es un medio para el crecimiento.
Dios le suministra su gracia al creyente en la medida en que el creyente
participa de las actividades que son agradables al Señor. ¡Amén!
No hay comentarios:
Publicar un comentario