agosto 03, 2014

Icabod

(1 Samuel 4:19-22)

Uno de los eventos más tristes del Antiguo Testamento, está asociado con el nombre Icabod.  Nació cuando su madre oyó que tanto su esposo como su suegro, habían muerto; lo que de inmediato provocó el alumbramiento del muchacho. El nombre Icabod, que le puso su madre moribunda cuando lo dio a luz, significaba que la gloria se había ido de Israel porque el Arca había sido capturada y Finehás y Elí habían muerto.  Este evento tan triste sucedió debido a la tragedia que se suscitó en Israel, provocando la muerte de Elí, cuando se le informó de la derrota de los israelitas por parte de los filisteos, la captura del arca del pacto y la muerte de sus dos hijos. La gloria de Dios, representada por el arca se había ido.
Cuando la gloria de Dios se va solo hay muerte; Sansón había perdido el poder que Dios le había dado y no lo sabia.  Los hombres tienen una falsa confianza en la presencia de Dios y en Su poder, Sansón tenia, una falsa confianza en el poder de Dios. La baja visión que tenemos de Dios, es la causa de muchos males entre nosotros.  Con la pérdida de nuestro sentido de majestad, se  pierde el temor de Dios y la conciencia de Su divina Presencia.  Hemos perdido nuestro espíritu de adoración y nuestra habilidad de retirarnos internamente para encontrarnos con Dios en silencio. 
La iglesia moderna simplemente no está produciendo la clase de cristiano que pueden apreciar y experimentar la vida en el Espíritu.  Las palabras “Estad quietos, y conoced que yo soy Dios”, no significan prácticamente nada para los cristianos  que descansan en su  autoconfianza.
La pérdida del concepto de la majestad, ha venido justo cuando la religión está logrando dramáticas ganancias y cuando las iglesias son más poderosas económicamente.  Pero lo alarmante es que nuestras ganancias son en su mayor parte externas y nuestras pérdidas internas. La calidad de nuestra vida en Cristo es la que se ve afectada por las condiciones externas, puede ser que nuestras ganancias, sean al final grandes pérdidas. La única forma de recuperar nuestras pérdidas espirituales, es haciendo las correcciones necesarias ahora. 
La declinación del conocimiento de la santidad, nos conduce a muchos problemas.  Debemos redescubrir la majestad de Dios y lo que esta significa para nosotros.  Es imposible mantener  la práctica de la moral y actitudes internas correctas, si nuestra idea de Dios es errónea o inadecuada. ¿Qué podemos hacer nosotros, para traer de regreso la gloria que se ha apartado?  ¿Existe algún secreto que podamos aprender?  ¿Existe alguna fórmula para el reavivamiento personal que podamos aplicar a nuestra propia situación? Para recuperar el poder perdido, la iglesia debe ver el cielo abierto y tener una visión transformada de Dios. Pero el Dios que debemos ver, no es el Dios utilitario. El Dios a quien debemos aprender a conocer es el Dios de los cielos, el Padre Todopoderoso, Hacedor del cielo y de la tierra, el único Dios sabio y Salvador. “Es él quien está sentado sobre el círculo de la tierra, quien abre los cielos como quien abre una cortina y los esparce como una tienda en la cual morar, quien creó a las estrellas y las llamó a cada una de ellas por su nombre, por medio de la grandeza de Su poder, quien ve las obras del hombre como vanidad”.
Dios se reveló a Sí mismo en la naturaleza, es en ella que los atributos invisibles de Dios, se despliegan (específicamente, el poder eterno de Dios y Su naturaleza divina); pero los hombres cambiaron “la gloria incorruptible de Dios” por  una imagen corruptible”. Los atributos de Dios son la gloria de Dios y por lo tanto, los hombres se ven obligados a glorificar a Dios como respuesta a la revelación de tales atributos. Los hombres pecadores no glorifican a Dios y en consecuencia, prueban con esto ser pecadores culpables, que están correctamente bajo la condenación divina. Deseo enfatizar que los atributos de Dios y la gloria de Dios están muy asociados, tanto que podemos decir que la gloria de Dios es la suma total de lo que es Dios y Dios está definido por Sus atributos.
Nada es más relevante para los cristianos que la gloria de Dios.  Los discípulos tenían una percepción distorsionada de la gloria de Dios y deseaban ser parte de ella.  Sólo más tarde comprendieron lo que es la gloria de Dios y que debemos sufrir con Él para entrar en Su gloria. Los cristianos comprenden que su privilegio es darle la gloria a Dios.  El hombre no es el centro del universo espiritual y Dios no es nuestro siervo, a nuestra entera disposición para hacernos sentir bien y alejarnos del dolor.  Dios es el centro del universo y Él hace que todas las cosas marchen para nuestro bien y para Su gloria. La gloria de Dios debería ser la meta para todo lo que hacemos y el estándar mediante el cual determinamos lo que debemos hacer. Finalmente, la gloria de Dios es la clave para comprender el orden que Dios ha establecido para la iglesia.  Deberíamos reconocer que la iglesia es fundamental para los propósitos de Dios en esta época, como lo fue Israel en la época del Antiguo Testamento y lo será nuevamente en el reino del Mesías.  La iglesia es el cuerpo de Cristo.  A través de Su Espíritu, Cristo mora en Su iglesia y, a través de Su ‘cuerpo’, Cristo continúa obrando en el mundo.
Icabod nació después de la muerte de su padre, y su madre le dio ese nombre sobre su lecho de muerte porque, como ella dijo: la gloria se ha apartado de Israel. ¿Es esto lo que ha ocurridos en tu vida, se ha apartado la gloria de Dios de tu vida? ¿Qué haremos para revertir esta situación? ¿Habrá un Samuel o un peque David que puedan restaurar la presencia de la Gloria de Dios en Israel?  ¡Amén!

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