agosto 12, 2014

Poder a través de la oración

(Nehemías 1:1-4)

“Palabras de Nehemías hijo de Hacalías. Aconteció en el mes de Quisleu, en el año veinte, estando yo en Susa, capital del reino, que vino Hanani, uno de mis hermanos, con algunos varones de Judá, y les pregunté por los judíos que habían escapado, que habían quedado de la cautividad, y por Jerusalén. Y me dijeron: El remanente, los que quedaron de la cautividad, allí en la provincia, están en gran mal y afrenta, y el muro de Jerusalén derribado, y sus puertas quemadas a fuego. Cuando oí estas palabras me senté y lloré, e hice duelo por algunos días, y ayuné y oré delante del Dios de los cielos”. Cuando Dios tiene una obra que realizar, nunca le faltarán instrumentos para hacerla. Nehemías vivía cómodamente y con honra, pero no se olvidó [como Mardoqueo y Esther], que era israelita y que sus hermanos estaban angustiados. Nehemías apeló a Dios primeramente y luego utilizó su influencia en la corte real para obtener del rey lo que necesitaba para la reconstrucción de Jerusalén.
Nuestra mejor argumentación cuando oramos proviene de la promesa de Dios, la palabra por la cual el Dios Altísimo nos ha dado esperanzas. Hay que usar otros medios, pero la oración eficaz del justo puede mucho. La comunión con Dios nos preparará mucho mejor a la hora de tratar con los hombres. Cuando hayamos encomendado nuestras preocupaciones a Dios; nuestra mente quedará libre; sentiremos la satisfacción y la paz interior y se desvanecerán nuestras dificultades. Si el asunto es lesivo, Dios tiene el poder para impedirlo fácilmente, y si es bueno para nosotros, Él lo hará progresar para Su gloria.
La oración asume un lugar muy importante en la experiencia del cristiano espiritual. Se convierte gradualmente en su recurso vital: 1) Por medio de la acción interior del Espíritu que mora en él, el creyente ofrece alabanzas y acciones de gracias, y es capacitado para orar de conformidad con la voluntad de Dios. 2) Además, es razonable creer que, puesto que el ministerio de Cristo en la tierra y en el cielo ha sido y es un ministerio de oración e intersección, la persona en la cual Cristo mora, es guiada a la oración de forma natural y normal.
Nehemías se dio cuenta de la necesidad que tenía de orar: 1) “Palabras de Nehemías hijo de Hacalías. Aconteció en el mes de Quisleu, en el año veinte, estando yo en Susa, capital del reino, que vino Hanani, uno de mis hermanos, con algunos varones de Judá, y les pregunté por los judíos que habían escapado, que habían quedado de la cautividad, y por Jerusalén. Y me dijeron: El remanente, los que quedaron de la cautividad, allí en la provincia, están en gran mal y afrenta, y el muro de Jerusalén derribado, y sus puertas quemadas a fuego” (Nehemías 1:1-3). 2) Tenías necesidad de orar debido a la tragedia por la que había estado pasando su nación. 3) Tenía necesidad de orar por la reconstrucción y la paz de Jerusalén, el centro de adoración de su nación. 4) A pesar de su comodidad en el palacio del imperio Persa, de sus circunstancias favorables e influencias sintió la necesidad orar.
Nehemías hizo la oración adecuada: “Cuando oí estas palabras me senté y lloré, e hice duelo por algunos días, y ayuné y oré delante del Dios de los cielos. Y dije: Te ruego, oh Jehová, Dios de los cielos, fuerte, grande y temible, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos; esté ahora atento tu oído y abiertos tus ojos para oír la oración de tu siervo, que hago ahora delante de ti día y noche, por los hijos de Israel tus siervos; y confieso los pecados de los hijos de Israel que hemos cometido contra ti; sí, yo y la casa de mi padre hemos pecado. En extremo nos hemos corrompido contra ti, y no hemos guardado los mandamientos, estatutos y preceptos que diste a Moisés tu siervo. Acuérdate ahora de la palabra que diste a Moisés tu siervo, diciendo: Si vosotros pecareis, yo os dispersaré por los pueblos; pero si os volviereis a mí, y guardareis mis mandamientos, y los pusiereis por obra, aunque vuestra dispersión fuere hasta el extremo de los cielos, de allí os recogeré, y os traeré al lugar que escogí para hacer habitar allí mi nombre. Ellos, pues, son tus siervos y tu pueblo, los cuales redimiste con tu gran poder, y con tu mano poderosa. Te ruego, oh Jehová, esté ahora atento tu oído a la oración de tu siervo, y a la oración de tus siervos, quienes desean reverenciar tu nombre; concede ahora buen éxito a tu siervo, y dale gracia delante de aquel varón. Porque yo servía de copero al rey” (Nehemías 1:4-11). 1) Oró con un espíritu quebrantado y anhelante. 2) Oró con un corazón contrito y humillado. 3) Oró con fe y confianzas en las promesas de Dios. 4) Nehemías sabía lo que quería, hizo peticiones específicas.
Nehemías obtuvo unos resultados gloriosos de su oración: (Nehemías 2:1-8). 1) Recibió repuestas directas a sus peticiones. 2) El favor y la gracia de Dios estaban sobre él. 3) Dios se glorificó a través de Nehemías, lo bendijo y libró de sus enemigos.
Dios es una persona con la cual se puede tener comunión y que además contesta la oración de sus hijos. 1) Por medio de la oración, los creyentes le expresan a Dios sus más íntimos pensamientos, los que sienten, les piden aquellas cosas a la que aspiran o desean, pero además le pueden decir cuales son sus temores, esperanzas y estados de ánimo. 2) Los cristianos son llamados a una vida de dependencia de Dios en oración. La oración es indispensable en la guerra espiritual. Para derrotar a nuestros enemigos es necesario orar. 3) La oración nos dará el poder para seguir adelante y derrotar a Satanás, a los demonios y al pecado. La oración es una de nuestra arma de ataque. ¡Amén!

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