agosto 21, 2014

La actividad de los demonios

(Daniel 10:12-13)

“Entonces me dijo: Daniel, no temas; porque desde el primer día que dispusiste tu corazón a entender y a humillarte en la presencia de tu Dios, fueron oídas tus palabras; y a causa de tus palabras yo he venido. Mas el príncipe del reino de Persia se me opuso durante veintiún días; pero he aquí Miguel, uno de los principales príncipes, vino para ayudarme, y quedé allí con los reyes de Persia”. Los ángeles tienen el ministerio de fortalecer a los hijos de Dios, comunicar el mensaje de Dios, y de combatir a las fuerzas del mal. La forma en que Dios envió a su ángel para fortalecer a Daniel y para comunicarle su mensaje nos asegura que Dios nos ama, se interesa por nuestro bienestar y desea comunicarse con nosotros. Es importante saber cómo responder cuando Dios envía a sus mensajeros.
Satanás y los demonios no estuvieron de acuerdo con la creación del hombre. Ellos son los acusadores del hombre ante Dios y han hecho todo los posibles para hacerle fracasar. El ángel [mensajero] volverá a combatir al príncipe de Persia y después al de Grecia. Lo terrenal es lo que ha de ocurrir de acuerdo con la voluntad divina, lo terrenal está escrito de antemano, especialmente los acontecimientos geopolíticos; estos sucederán de acuerdo con los que Dios ha predeterminado en el plano o dimensión “celestial”.
Es después de la encarnación, que Satanás se opone formalmente y con saña a Dios, a su plan y a su propósito redentor. La enseñanza y el ministerio de Jesús nos dieron a conocer la actividad de los poderes demoníacos. Jesús nos enseña que los demonios son una fuerza real de maldad. Lo que Jesús enseñó sobre los demonios y de la forma que Él trató con ellos es algo sumamente valioso para nosotros enfrentar las estrategias de Satanás. Jesús sabía que Satanás es el jefe de una organización demoníaca poderosa. Por esa razón Él nos enseñó sobre la realidad de la existencia y del poder de los demonios. Él dijo que echar fuera demonios es una de las señales de la venida del Reino de Dios. Lo que esto significa es que el Reino de Dios es una realidad presente.
Los demonios son usados por Satanás para oponerse a Dios, para oponerse al plan y propósitos de Dios, y para oponerse al pueblo de Dios. Ellos les impiden a los incrédulos venir a la verdad del Evangelio. Son capaces de controlar territorios específicos (principados) como el príncipe de Persia. Los demonios también trabajan a través de personas – a través de los hombres y mujeres que han hecho pacto con Satanás – para lograr sus objetivos en el mundo. La oposición a la voluntad de Dios es el objetivo principal de Satanás. Los demonios ejercen diferentes funciones. Un demonio se identificó en 1 Reyes 22:23 como un “espíritu de mentira,” pero hay también espíritu de enfermedad, espíritus seductores, y espíritus inmundos etc. Los espíritus malignos oprimen a las personas. Los demonios causan depresión, crean circunstancias negativas, e insertan pensamientos malignos en la mente como los pensamientos de suicidios, inmoralidad, incredulidad, y miedo, etc. Ellos crean circunstancias y situaciones que tientan a los hombres a pecar. También pueden poseer a los seres humanos voluntaria; o involuntariamente.
La obsesión demoníaca; es una condición dónde una persona se obsesiona por un interés satánico. Un verdadero creyente no puede ser poseído por un demonio porque el Espíritu Santo mora en él y el Espíritu de Dios no puede cohabitar en un mismo lugar (cuerpo) con un espíritu maligno. Satanás usa a los poderes demoníacos para atacarnos y tentarnos. Las actividades del creyente pueden ser dirigidas por Satanás (si se lo permitimos). David fue usado por Satanás para realizar un censo, pero además Satanás usó a Pedro para tentar al Señor. Las ataduras crean hábitos y fortalezas que le permiten a Satanás usarlas para propósitos malignos. Dios quiere destruir todas las estructuras humanas, carnales, mundanas, satánicas y demoníacas y hacer al hombre libre.
El propósito de Dios es que nos sentemos con Cristo en los lugares celestiales sobre todos principados, potestad, gobernadores y huestes infernales de maldad. Los demonios ganan el control de varias maneras: Pueden oprimir o poseer a una persona debido a la posesión y opresión de sus padres o de pactos concertado por sus antepasados con poderes del ocultismo. Estos pactos les dan a los demonios un derecho legal. (Éxodo 20:5; 34:7; Deuteronomio 5:9).
Otras de las cosas que Satanás procura controlar es la mente humana. La mente es uno de los campos de batalla más importantes. Si Satanás puede controlar nuestros pensamientos, él controlará también nuestras acciones. Continuar con pensamientos y acciones pecaminosas pueden llevarnos de la opresión, a la posesión y finalmente a tener una mente reprobada. Los pensamientos pecaminosos producen las acciones pecaminosas. El pecado es rebelión, y los pensamientos y acciones pecaminosos proveen los puntos de entrada para las actividades demoníaca. Cuando un creyente alimenta pensamientos y acciones pecaminosas le “da lugar” al Diablo. Algunas personas desean y piden cosas que lo llevan luego a estar bajo el control de los poderes demoníacos. Hermanos/nas debemos estar firme, vestidos con las armaduras de Dios y cerrarle las puertas a toda actividad demoníaca o satánica. ¡Amén!

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