diciembre 23, 2014

Las Actividades de Dios

(1 Corintios 12:4-6, 11)

“Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo... Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere”. El término “variedades de dones” usado por Pablo, está en plural, para revelarnos la forma completa en que la gracia de Dios se ha manifestado. Los dones tienen funciones distintas y están ampliamente distribuidos en la comunidad cristiana. Cada creyente tiene algún don o dones, pero nunca posee todos los dones. La palabra “variedades” quiere decir que en la iglesia de Cristo hay unidad y diversidad al mismo tiempo. Pensemos, por ejemplo, en un árbol, aunque el árbol produce una multitud de hojas, ninguna es igual. De la misma forma, la iglesia refleja unidad en su totalidad y uniformidad en sus partes. La iglesia ha sido bendecida con una variedad de dones que reflejan la diversidad y que contribuyen a la unidad. ¿Qué son estos dones? En el versículo (v. 1), Pablo mencionó los πνευματικν (dones espirituales), pero ahora los llama χαρίσματα (dones de gracia). En este capítulo, Pablo enumera nueve dones como ejemplos: sabiduría, conocimiento, profecía, fe, sanidades, milagros, discernimiento espiritual, hablar en lenguas, interpretación de lenguas. No obstante, Pablo no intenta ser exhaustivo ni completo. De hecho, el número mencionados en el Nuevo Testamento llega sólo a unos veinte dones.
Pablo no dice del mismo Espíritu porque esto significaría que el Espíritu es el único que reparte estos dones. Sino el mismo Espíritu porque tanto el Padre, el Hijo como el Espíritu Santo dan dones al pueblo. Pablo usa el adversativo en la segunda oración del v. 4 para dar a conocer la variedad de dones y la igualdad del Espíritu. El Espíritu capacita a los miembros de la iglesia de Cristo a recibir, desarrollar y aplicar estos dones en y para la unidad del cuerpo de Cristo. Cualquiera que sea el don, es el mismo Espíritu el que está obrando en la vida del creyente. Dado que el Espíritu Santo está detrás de cada don que se distribuye al pueblo del Señor, no debería haber orgullo ni división entre nosotros. El Espíritu no es promotor de divisiones, él lo que hace es promover la unidad de la Iglesia en un cuerpo, como un edificio espiritual. “Hay variedades de ministerios, pero el Señor es el mismo”. En el versículo v. 5, Pablo enseña que el Señor Jesucristo es el responsable de impartir los dones ministeriales. La palabra griega διακονιν realmente apunta a ministerios de servicios que se le entregan a la iglesia. Las palabras españolas diácono y diaconado se derivan de este vocablo. Nadie debería jactarse de haber recibido un don más grande o una posición más eminente que otros, porque todos los dones y posiciones los da el Señor. La noche que fue arrestado, el Señor lavó los pies de sus discípulos y dijo: “…Ciertamente les aseguro que ningún siervo es más que su amo, y ningún mensajero es más que el que lo envió”. El servicio en la iglesia y en la comunidad debe prestarse en el espíritu de Jesús, quien dota y energiza a su pueblo con talentos y habilidades. Jesús es el mismo para cada creyente y no muestra favoritismo alguno. Reconoce completamente el servicio que cada uno realiza, cualquiera que sea, cuando se hace con humildad y para él.
“Y hay variedades de actividades”. ¿Qué son estas variedades de actividades? La palabra griega νεργήματα (actividades) aparece dos veces en el Nuevo Testamento (vv. 6 y 10). En el versículo 6, la palabra se conecta con el concepto de dones, mientras que en el versículo 10 quiere decir poderes milagrosos. Aquí señalan aquellas acciones que son el resultado del poder ενεργοποίηση de Dios. El predicador depende por completo del que lo envió para obtener la autoridad, la unción y poder para predicar, y debe reconocer que es el portavoz. Dios pone a su pueblo en todo sector y segmento de la sociedad, para dar a conocer la verdad en todos los  lugares. Dios quiere que su pueblo ministre a los que sufren: hombres, mujeres y niños. Dios nos da su poder para sanar a un mundo destrozado que necesita ayuda material, física, emocional, y espiritual. Tenemos una variedad sorprendente e innumerable de dones y talentos. Con frecuencia contribuimos al bienestar de la sociedad. Con nuestros talentos y habilidades, podemos liderar en muchas áreas de la vida pública y privada. Jesús nos ha colocado en posiciones estratégicas en todo el mundo y nos llama a usar nuestros talentos para expandir su reino y para el crecimiento de su iglesia. Dios quiere que usemos nuestros dones para el bien de la humanidad.  Por medio de nuestros ministerios, Jesús da a conocer su nombre a todas las naciones, razas, pueblos y lenguas. ¡Amén!

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