agosto 18, 2011

Hombre de fe

“Por la fe Noé, cuando fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor preparó el arca en que su casa se salvase; y por esa fe condenó al mundo, y fue hecho heredero de la justicia que viene por la fe” (Hebreo 11:7). Dios está buscando un varón justo, que sea perfecto (no absoluta, sino relativamente); él quiere glorificarse y lo quiere hacer a través de nosotros pero  debemos caminar con Dios. Para llevar a cabo el propósito de Dios se necesitan personas que amen y obedezcan a Dios sinceramente. Si queremos ver lo extraordinario de Dios debemos caminar por la fe  y ser un ejemplo para nuestra generación. Vivimos en un mundo repleto de maldad. En medio de una generación corrompida, agradar a Dios debe ser una de nuestras metas. Es necesario ser sincero en nuestro deseo de hacer la voluntad de Dios. “Buscad a Jehová todos los humildes de la tierra, los que pusisteis por obra su juicio; buscad justicia, buscad mansedumbre; quizás seréis guardados en el día del enojo de Jehová” (Sofonías 2:3). Dios nos llama a ser disciplinado, quizás usted no pertenezca a una familia adinerada ni tenga una buena posición social o política pero si usted le sirve a Dios, él se glorificará en usted. Se aproximan los días en los cuales Dios escudriñará a su pueblo. “Acontecerá en aquel tiempo que yo escudriñaré a Jerusalén con linterna, y castigaré a los hombres que reposan tranquilos como el vino asentado, los cuales dicen en su corazón: Jehová ni hará bien ni hará mal” (Sofonías 1:12). Muchos cristianos están indiferentes y muy confiados porque tienen mucho conocimiento teórico de las Escrituras, una buena posición eclesiástica y ciertas comodidades, pero sus facultades mentales y   espirituales están extremadamente disminuidas; no son capaces de discernir las señales de los tiempos. “Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que estéis reprobados?” (2 Corintios 13:5). En el proceso de autoevaluación debemos comprobar si estamos firmes en la fe. Hermanos es necesario hacer una pausa y preguntarnos si estamos firmes en la fe y si realmente somos hijos de Dios. Si decimos que somos hombres y mujeres de fe, debemos estar conscientes que Jesucristo mora en nosotros. La presencia de Jesucristo en nuestros corazones nos da la seguridad de nuestra salvación. “Si, pues, nos examinásemos a nosotros mismos, no seríamos juzgados; mas siendo juzgados, somos castigados por el Señor, para que no seamos condenados con el mundo” (1 Corintios 11:31-32). Reflexionar seriamente sobre nuestras vidas nos ayudará a evitar el castigo de Dios. Juzgar nuestras propias acciones evitaría el juicio y el castigo divino. La disciplina del Señor es para nuestro bien, para que no seamos condenados junto con el mundo. No había ninguna evidencia de que pudiera suceder alguna vez una catástrofe como la del diluvio. El hecho de prepararse para ese acontecimiento fue un acto de fe de parte de Noé. Él quedó profundamente impresionado por la revelación de que Dios tenía el propósito de destruir la tierra mediante un diluvio, y prestó atención a las instrucciones que se le dieron. Sin embargo, no fue tanto el temor al diluvio que vendría lo que indujo a Noé a construir el arca, sino la fe en lo que Dios le había revelado acerca de la catástrofe. La construcción del arca fue un testimonio de su decisión; testificó de su fe en Dios. La fe de Noé, se reflejó por su fidelidad, y su vida en perfecta armonía con la gracia de Dios y le dieron el derecho de ser contado como un hombre justo. ¡Amén!


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