agosto 15, 2011

Serviremos a Dios en libertad

“Luego dijo YHVH: Ciertamente he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he escuchado su clamor por causa de sus opresores, porque conozco sus padecimientos. Descenderé, pues, para librarlo de mano de los egipcios y para hacerlo subir de ese país a una tierra buena y ancha, a una tierra que fluye leche y miel,...”  (Éxodo 3:7-8). El viaje de Israel a Egipto y su aflicción allí había sido predicho, y fue durante el último año, que Dios se le reveló a Moisés en la zarza ardiendo. “Entonces Jehová dijo a Abram: Ten por cierto que tu descendencia morará en tierra ajena, y será esclava allí, y será oprimida cuatrocientos años” (Génesis 15.13). Para los hebreos Jehová es el Dios que habita en las alturas por eso dice “descenderé”. Cuando la Escritura habla de que Dios da a conocer su nombre, se refiere al acto de revelar (por medio de obras y acontecimientos) lo que su nombre verdaderamente significa. Al revelar su nombre divino, Dios declara su carácter y sus atributos, su nombre subraya su poder eterno y su carácter inalterable. El nombre YHVH se relaciona con el verbo hebreo “ser”, y por lo tanto implica la absoluta existencia de Dios. El Señor reconoce que ha visto y ha oído la aflicción de los hebreos y decide intervenir directamente. La tierra a la cual los israelitas iban a “subir” es llamada una “tierra buena” debido a su gran fertilidad y “extensión” en contraste con la tierra de Gosén. La rica tierra al este del Jordán produciría enormes cosechas de cereales en la primavera y le proporcionaría pastos suficientes durante todo el año para los rebaños. Israel serviría a Dios en libertad porque Dios había oído el clamor de su pueblo. Dios se dispone a cortar con la maldición que te ha mantenido esclavizado durante tanto tiempo. Será libre para servir y adorar a Dios. Te sacará Jehová de la tierra de la estrechez (Gosén) para llevarte “a una tierra buena y ancha” (Canaán). El pueblo de Dios no puede seguir viviendo esclavizado. Muchos de nosotros no tenemos la libertad de seguir a Dios y nos pasamos el tiempo tratando de imaginarnos como es Dios. Si queremos ver la gloria de Dios sobre nuestras vidas, familias y ministerios tenemos que salir de la esclavitud. Dios desea que tu sea libre, él no quiere verte oprimido ni enfermo. El propósito de Dios para ti nos es que viva enfermo y endeudado, el propósito de Dios para ti es que sea sano de toda enfermedad y dolencia y que además sea libre de las deudas. Egipto es una tierra de maldición pero la tierra a la que Dios te lleva es una tierra de bendición. Hay prueba y aflicciones que parecen que van a durar toda una eternidad.  Dios puso a Elías en la sombra durante tres años y medio: “Apártate de aquí, y vuélvete al oriente, y escóndete en el arroyo de Querit, que está frente al Jordán. Beberás del arroyo; y yo he mandado a los cuervos que te den allí de comer” (1 Reyes 17:3-4). Un profeta tan fogoso y activo como Elías se ve obligado a pasar un tiempo de total inactividad, literalmente su ministerio se congeló. Dios dirigió a Elías a un lugar de retiro. ¿Sería esto para su propia seguridad? ¿Sería para alentarlo y prepararlo? En momento así es cuando uno se pregunta, si realmente fue Dios que le llamó. Aún en medio de todo este dilema, vemos a Dios haciendo milagros para sostener a su profeta. ¿Dónde estaba el Dios de Abraham, Isaac y Jacob cuando los egipcios oprimían  a Israel, cuando echaban a sus niños en el Nilo (un río infestado de cocodrilo)? ¿Dónde estaba Dios cuando el látigo de los capataces egipcios caía sobre la espalda de los esclavos hebreos? ¿Por qué Dios no hacía nada para evitarlo?  El salmista se lamenta y dice: “Mis ojos están gastados de sufrir; Se han envejecido a causa de todos mis angustiadores” (Salmos 6:7). Como buitres alrededor de una presa herida, así se reunían los enemigos del salmista (sus angustiadores) para regocijarse de sus calamidades. “Entonces Jesús les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo” (Mateo 26:38). Este pasaje describe la intensidad de las emociones que Jesús sentía. Muchos hombres y mujeres han pasados por momentos difíciles pero Dios siempre ha estado con ellos y estará contigo para ayudarte. “Los afligidos y menesterosos buscan las aguas, y no las hay; seca está de sed su lengua; yo Jehová los oiré, yo el Dios de Israel no los desampararé. En las alturas abriré ríos, y fuentes en medio de los valles; abriré en el desierto estanques de aguas, y manantiales de aguas en la tierra seca” (Isaías 41:17-18). “Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti” (Isaías 43:2).  “Así dice Jehová, el que abre camino en el mar, y senda en las aguas impetuosas”. ¡Amén!


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