agosto 20, 2014

Percepción espiritual

(Salmos 25:4-5)

“Muéstrame, oh Jehová, tus caminos; enséñame tus sendas. Encamíname en tu verdad, y enséñame, porque tú eres el Dios de mi salvación; en ti he esperado todo el día”.  La percepción natural obedece a los estímulos cerebrales recibidos a través de los 5 sentidos, los cuales nos dan un conocimiento de la realidad física del entorno. La percepción es la capacidad que tenemos de recibir por medio de los sentidos las imágenes, impresiones y sensaciones. También es un proceso mediante el cual seleccionamos, organizamos e interpretamos los estímulos, y les damos significados. Pero es la percepción espiritual la que nos permite conocer a Dios, es decir, la percepción espiritual es la capacidad que tenemos de recibir por medio del espíritu las impresiones del Espíritu de Dios.
Es por medio del espíritu humano que percibimos o discernimos las Escrituras y todos los que ocurre en el mundo espiritual. Buscar la verdad es aspirar a la plenitud de la vida. Conocer la verdad significa experimentar la vida. Poseer la verdad nos compromete a servir en amor y por amor. Para ser dirigido por Dios hace falta una mente espiritual, humilde y abierta a las impresiones del Espíritu Santo. Si deseamos sinceramente conocer nuestro deber, con la resolución de hacerlo, podemos estar seguros que Dios nos dirigirá por medio del Espíritu Santo y de las Escrituras. El cristiano que busca instrucción; desea conocer los caminos de Jehová, quiere caminar en Sus sendas, y crecer en Su verdad. Su motivación [lo que le motiva] es el amor a Dios. Es en el Señor en quien están puestas todas nuestras esperanzas.
Cuando nos falta percepción espiritual, necesitamos que la luz de Dios se proyecte sobre nuestro camino. Tenemos que orar para poder comprender los caminos de Dios, y pedir  la comprensión de sus propósitos para poder gobernar con sabiduría nuestra conducta. La verdad de Dios es diferente de lo que los seres humanos, equivocadamente, consideran como verdad. La verdad de Dios es una y sólo se puede conocer en Cristo. “Ignorar las Escrituras es ignorar a Cristo e ignorar a Cristo es ignorar a Dios.” La verdad de Dios es una verdad personal, Dios se da a conocer  de manera personal a través de su revelación. David oró para que la verdad de Dios lo preservara. Para mantener una conducta recta se requiere conocer la verdad divina.
“Todas las sendas de Jehová son misericordia y verdad, para los que guardan su pacto y sus testimonios.” (Salmos 25:10). Debemos ser lo suficientemente mansos y humildes como para admitir nuestra ignorancia y necesidad de más instrucción espiritual. Si somos receptivos a la enseñanza, aprenderemos lo que es correcto, esto es, cuál es la voluntad de Dios. Lejos de tener que soportar una vida desagradable, los que obedecen la Palabra de Dios encuentran que la vida está llena del amor constante de Dios y de Su fidelidad. Como cristianos debemos alimentarnos de la verdad, de las promesas de Dios, debemos confiar en el Señor, entregándonos a Él. Dios ordena y afirma los pasos del que le busca. Si quiere que Dios dirija su camino, busque el consejo de Dios antes de dar el primer paso.
“Envía tu luz y tu verdad; éstas me guiarán; me conducirán a tu santo monte, y a tus moradas.” (Salmos 43:3). Como cristianos debemos anhelar ser acompañado por la luz de la presencia de Dios y de la verdad de Sus promesas. Los que realmente nos satisfaces es llegar a la misma presencia de Dios. Cuando nos sentimos rodeados de oscuridad e inseguridad, debemos seguir la luz y la verdad de Dios. Si por alguna razón usted se encuentra lejos de la casa de Dios, deje que él le guíe de regreso a su presencia. La realidad es que vivir en la luz de Dios y atesorar su verdad es el camino correcto para superar las dificultades de la vida y  ser bendecido. “He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo, y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría” (Salmos 51:6). Calvino tenía razón en decir que para ser aprobado por Dios lo último del corazón tiene que ser purificado. Los pecados que se mantienen en secreto también desagradan a Dios.
David reconoció la verdad de las palabras del profeta Natán y públicamente reconoció su pecado. “Enséñame, oh Jehová, tu camino; caminaré yo en tu verdad; afirma mi corazón para que tema tu nombre” (Salmos 86:11). “Caminar en la verdad” es un hábito y también un estilo de vida. Nuestros corazones deben estar concentrados en Dios; depender de Dios debe ser un estilo de vida. El corazón incluye las emociones, los pensamientos y las actitudes. En el acto de percepción el sujeto presta atención a determinadas características y circunstancias por eso debe estar concentrado.
Los que dice David: no significa “enséñame cómo salir de esta dificultad” sino “enséñame, mientras me enfrento a lo peor, enséñame a vivir en tu camino, -a no salirme de tu camino”. Concentra mi corazón, “une, o unifica mi corazón”, líbrame de ser de doble ánimo; dame “una meta firme, que no cambie ante las amenazas o las recompensas”. Esto es, no permitas que mi corazón flaquee o se distraiga. ¡Amén!

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