agosto 01, 2014

La Movilidad del Espíritu

(Hebreos 5:11-14)

La Libertad es la capacidad de la conciencia para pensar y obrar según la voluntad de la persona humana. El estado de libertad define la situación, circunstancias o condiciones de quien no es esclavo, ni sujeto, ni impedido por otros de forma coercitiva. En otras palabras, la libertad es aquello que le permite al ser humano decidir si quiere hacer algo o no. En este sentido la persona es libre, pero también responsable de sus actos. La ética filosófica señala que la libertad es inherente al hombre. Es también conocida como la libre determinación, la individualidad, o la autonomía. Se nos dice que la libertad, es poder elegir entre múltiples opciones. Existe en el hombre una libertad real de elección como fundamento de toda su responsabilidad moral y como presupuesto de la vida o la muerte. Desde el relato del primer pecado se ha requerido continuamente la responsabilidad del hombre. Los profetas amonestaron al pueblo una y otra vez a no hacer mal uso de su libertad. La voluntad [libertad], es la facultad del hombre  de elegir entre la bendición y la maldición, entre la vida y la muerte y esto hasta el fin de su existencia. Las excusas fatalistas son rechazadas por Dios sistemáticamente, no diga que fue Dios que te indujo a pecar porque Dios no hace lo que odia. Dios no tienta ni induce a nadie a pecar.
La iglesia necesita discernimiento espiritual. Los oyentes sordos dificultan la predicación del evangelio. –Las limitaciones de los alumnos se convierten en limitaciones para el maestro-. Ser poco diestro denota nuestras faltas de experiencias en las cosas espirituales. Son nuestras limitaciones las que nos impiden “la movilidad espiritual”. Las experiencias cristianas son en un sentido, el sabor o el placer espiritual de la bondad. Es la dulzura y la excelencia de las verdades del evangelio las que nos provocan este placer. Ninguna lengua puede expresar la satisfacción que recibe el alma ni la sensación que provoca la bondad, la gracia y el amor divino.
Es evidente que los hebreos no habían avanzado como podrían haberlo hecho. Ya se les había enseñado, pero habían olvidado sus lecciones y necesitaban que se les enseñara de nuevo. Esta son las mismas condiciones que existen ahora. Jóvenes y adultos malgastan su tiempo en lo que no es esencial, no aprovechan sus oportunidades, y necesitan aprender de nuevo los rudimentos del cristianismo. –No movilidad [libertad] espiritual. Así como las personas se capacitan para ejercer un oficio o profesión, Dios también desea que lleguemos a ser hábiles y experimentados en el uso de las Escrituras.  El cristiano sostiene una relación nueva con Dios y una vida nueva en Cristo por medio del poder del Espíritu Santo.  El gozo de esta nueva vida en Cristo puede obscurecer en nosotros la necesidad de un crecimiento en Cristo.
El cristiano tiene que escoger, tarde o temprano, entre el crecimiento o la decadencia. La Biblia es el manual para el crecimiento del cristiano. Tu tiene que aceptar la Biblia seriamente, leerla y estudiarla para comprender sus enseñanzas. La Biblia es el método más efectivo para limpiar tu vida y cambiar tus actitudes y acciones.  El Espíritu Santo te guiará, de acuerdo con las Escrituras, y tú tiene que estar alerta a las instrucciones del Espíritu, resistir la tentación y responder al llamado de Dios, para que viva una vida más elevada.  La madurez involucra un desarrollo personal que produce un respeto cada vez mayor hacia uno mismo y hacia los demás. El crecimiento en Cristo abarca una responsabilidad por el bienestar de los demás. El cristiano necesita amar y ser amados. La madurez en Cristo debe producir confianza y una preocupación por la transformación del mundo, de acuerdo con la voluntad de Dios.
El cristiano, confiando en Dios y sostenido por el Espíritu Santo, reemplazará actitudes de derrota y futilidad por las de valor y confianza. La oración es un medio indispensable de crecimiento hacia el ideal cristiano. En la oración, el cristiano habla y escucha, confiesa y adora, pide y da gracias. La oración debe ser una conversación con Dios, evitando frases y tonos artificiales. La oración sincera cambia al suplicante y a menudo sus circunstancias (Santiago 5:16). En el día de la aflicción nada es más oportuno que la oración. Es necesario tener fe y esperanza en medio de las aflicciones; y la oración es el medio establecido para obtener e incrementar esas gracias y darle movilidad al espíritu para que pueda actual. En un momento de enfermedad no es la oración fría y formal la que es efectiva, sino la oración de fe. La Biblia enseña la eficacia de la oración individual y en conjunto para los que están en Cristo. La oración extiende nuestros horizontes y pone énfasis en nuestra dependencia de Dios. Para crecer hay que adorar.  La adoración requiere una actitud correcta hacia Dios. Incluye la participación activa del creyente. Él tiene que preparar su mente y espíritu para la comunión con Dios. El sincero seguidor de Cristo llega a Dios en alabanza, acción de gracias, dedicación, confesión, fe y servicio. Como parte del cuerpo de Cristo, tiene que participar en la adoración colectiva de la Iglesia. El crecimiento es el resultado de la aceptación de una vida de responsabilidad en la iglesia. El Espíritu Santo otorga talentos para que puedan usarse para el bien común. El uso de estos talentos también es un medio para el crecimiento. Dios le suministra su gracia al creyente en la medida en que el creyente participa de las actividades que son agradables al Señor. ¡Amén!

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